LAS
AMAPOLAS DE BORODIN
¿Qué es mejor, pasarse o no
llegar? ¿Qué causa mayor satisfacción, el envoltorio o el interior del mismo?
¿Dónde ponemos el acento, en el fondo o en la forma? ¿Contenido o continente?
Para todos los gustos habrá, seguro. El abuelo Aristóteles era de la opinión de
que de nada en demasía, pero no me decido.
He sabido hace nada, que en
marzo el Metropolitan de Nueva York
puo en escena un Príncipe Igor de Borodin que resulto, por lo que he
leído, espléndido en todos sus términos. Magníficos cantantes, música
maravillosa, fabulosa interpretación, deslumbrante puesta en escena... En fin,
lo más de lo más.
Tratándose de artes escénicas,
cuando los anteriores ingredientes funcionan, el resultado es fabuloso. Un marco
en el que ninguna pieza sobre. Se trata de hacer magia. Conseguir momentos
irrepetibles. No es mal objetivo. ¡Qué buen trabajo¡ Nada debe fallar, si no el
hechizo desaparece. Partituras y textos maravillosos; músicos, actores,
bailarines perfectos; directores (de escena, de actores, de orquesta,
artísticos) inspirados; un vestuario efectista, técnicos (de sonido,
iluminación) profesionales. La iluminación y la puesta en escena son elementos que
en ocasiones no apreciamos en todo su valor, pero el espectáculo sería muy diferente sin ellos.
Una dirección artística sin imaginación y una iluminación plana pueden echar
por tierra el trabajo del resto de las piezas, o por el contrario, salvar un trabajo
mediocre. En el caso del Príncipe Igor de Borodin del MET, el director
artístico ha hecho un trabajo descomunal, bueno los trabajadores de la institución,
poniendo en escena un mar de amapolas, además de otros elementos, que a buen
seguro han trasladado a los espectadores a un lugar muy diferente del patio de
butacas.
Dicho lo cual, para sumergirse en
la magia, también es necesario que haya sustancia. Yo lo quiero todo. En la
propuesta debe de estar la historia. Más o menos envuelta. Desarrollada o por
desplegar. Con final abierto (trabajo y yo la termino) o herméticamente cerrado
(si estoy de acuerdo o no, será cosa mía) Una historia que se expresa mediante
un guión teatral, una partitura musical
o una coreografía. El medio no importa,
quiero que me cuenten algo y con ello me conmuevan, me hagan partícipe. Bien.
El papel brillante del envoltorio puede atraer durante un rato, pero pasado el
deslumbramiento inicial, si no aparece nada dentro del paquete, la magia
desaparece y todo aquello se desinfla como un suflé.
Y aquí volvemos a la noticia. Se
ha levantado un cierto revuelo desaprobatorio sobre el excesivo gasto realizado
para la actuación del MET. No ha fallado nada. Fondo y forma a la altura, pero ¿cuánto ha costado este deslumbrante envoltorio?
Por lo visto bastante. Mucho más de lo presupuestado en principio (hacer las
famosas amapolas ha debido ser un trabajo faraónico). No obstante, esta puesta
en escena, espectacular y muy costosa, pierde el paso cuando coincide en el
tiempo con unas negociaciones laborales, a la baja, para los trabajadores de
la entidad. Siempre es el eslabón más débil de la cadena el que, a fuerza de
flexibilidad y adaptación, acaba perdiendo. ¿Por qué no nos cuentas otra vez,
Aristóteles, cómo era eso de que la virtud está en el justo medio?
Lo que se ve (Codalario.com)
(musicaenmexico.com.mx)
Lo que cuesta (The Wall Street Journal)
No hay comentarios:
Publicar un comentario