MÚSICA PARA EL ALMA
No es de extrañar que el
flautista de Hammelin se sirviera únicamente de un instrumento musical y de una
melodía para convencer y vencer. El poder de la música es evidente. No solo
embriaga, conmueve y con la letra adecuada puede llegar a ser transformadora.
Dejando un poco esquinado el
impacto que produce en nuestra parte más sensible, y poniéndonos pelín
intelectual, tengo que confesar mi absoluta perplejidad. ¡Qué riqueza y que
distancia proporcionan las distintas culturas! No poseo las suficientes herramientas
para que el mensaje profundo de estas músicas tradicionales coreanas me
transforme a mí también.
Pero en un momento dado se
produce una variación, un cambio que lo transforma todo, y a la tradición se
une la exaltación de los valores patrios y de lo heroico. Esto está bastante más
claro
No hace tanto de la división de
Corea a través de una línea imaginaria y real, pero la diferencia es muy clara. El
“eslabón perdido” seguro que existe, pero no lo he encontrado aunque me he
topado esta juventud surcoreana.
Como despedida y cierre,
Para acompañar algunos pasajes de la novela: Amute
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