HAY ESPERANZA
Que el paso
del tiempo poco a poco va mermando las capacidades que no se
desarrollan es algo tan cierto como el resultado de una suma
aritmética, y estoy preocupada. Si alguna vez críe una chispa
incendiaria, un fogonazo de originalidad, una pizca de instinto
creativo se ha debido morir por falta de sustento ¡Qué fácil me he
acomodado a lo trillado, lo corriente, lo mayoritario! Y aquí estoy
lamentándome por no haber dado de comer a mi creatividad permitiendo que llegue a un estado anoréxico.
¿Y quién
es el culpable de haber llegado a esta reflexión de conclusión tan
penosa? Will Gompertz. Sí, él. ¿Que cómo ha sucedido semejante
disgusto? Sencillo, he leído su libro Piensa como un artista.
Will me ha abordado con una tesis de perogrullo: ser creativo es
fantástico. Lo es, pero... Su argumentación introductoria no tiene
tacha. La creatividad es buena para el mundo laboral, para el
personal... y para la salud, añado yo. Hacer, idear, proponer,
crear, proyectar es absolutamente divertido y gratificante, incluso
cuando no hay recompensa económica.
Bien,
comparto la premisa base. La hago mía. Pero aquí viene lo
verdaderamente central del tema ¿El creativo nace o se hace? ¿Al
que le tocan unas cuantas neuronas creativas de más está de
enhorabuena y al resto a jorobarse? O ¿hay alguna esperanza de mimar
y hacer un buen cobijo a la parte proporcional que nos ha tocado en
suerte para que así fructifique?
Claro, Will
tampoco quiere engañar a nadie. Los genios creativos, son esos
genios. Nacen y se hacen. Pero ¿el resto? Gompertiz nos lanza un
rayo de esperanza. Piensa como un artista, todos somos artistas. A lo
largo de su libro nos cuenta como un buen número de artistas de
todos los tiempos (Andy Warholl, Rembrandt, Miguel Angel, Marina
Abramovic...) han compartido una serie de características que han
posibilitado que se desarrollen como creadores. Son emprendedores,
escépticos, se toman sus cualidades muy en serio, tienen puntos de
vista personales... en definitiva, no se ponen límites y creyendo en
sí mismos van a por todas.
Todos somos
artistas, no se me va de la cabeza. Uno de los problemas básicos lo
tenemos instalado en el sistema. La tendencia social es la igualación
de pensamiento. Homogéneos, ordenados, adocenados, sencillitos, faciles. No nos vendría
mal unas clases de arte y creación, ya desde la escuela, para
aprender a seguir nuestras instintos, a ser perseverante y críticos.
Atacar desde la base. Pero ¿los que ya no tenemos esa posibilidad?
¡Ay,ay! Ahí me entran sudores fríos. Siendo yo también positiva,
pondré en marcha una de las cualidades que comparten los grandes, me
voy a tomar mi curiosidad muy en serio esperando que me lleve por
caminos insospechados y reanime, así, mi lado creativo que está en
hibernación, pronostico, y no catatónico, espero. Ánimo.
Postdata.
Me confieso
reincidente con Will. Este es mi segundo encuentro con él, igual de
placentero, encuentro intelectual aclaro. Ocurrió cuando me tropecé
en el escaparate de una librería con un libro que me arrojaba una
pregunta ¿Qué estás mirando? Como
sujeto paciente bien domesticado, el interrogante causo en mí el
efecto deseado por los publicistas y me vi con un ejemplar en mi
mesilla engrosando la fila de los pendientes. Estuvo un tiempo
mirándome desde su posición privilegiada y yo resistiéndome, hasta
que un buen día me rendí y pasé del título al contenido. Fue toda
una sorpresa. La forma directa, fresca, divertida de Will Gompertz me
enganchó desde el primer momento. Conseguir ser preciso y ameno a un
tiempo es todo un arte y no abundan los ejemplos, así que cuando
aparecen hay que lanzarse a disfrutarlo. Un repaso al arte
contemporáneo comenzando por lo ya trillado hasta llegar a las
últimas tendencias del siglo XX, allá donde sólo entienden,
aprecian, degustan el arte unos pocos (junto con el mercado) Un paseo
genial.
No tengo ni
idea si estos dos libros son lectura recomendada para el verano. Sí,
esa que todo el mundo dice que lee al borde de la piscina o debajo de
la sombrilla. Pero lo que sí sé es que con uno de estos
entretenimientos en la mano, al levantar la vista (previo aislamiento
sonoro de ruidos chillones veraniegos) el mar, la piscina, la
montaña, el vecino del primero... aparecerán como objeto de
inspiración, arrebatador o lastimoso (hay un riesgo) pero muy
diferente seguro.