TEXAS-2016
Mira
que me dan fatiga los western al uso. No tengo espíritu de frontera
y me da una galbana terrible cuando los machotes de turno hacen gala
de sus reales y armados con un pistolón y con una masculinidad mal
entendida, se pasean por el polvoriento medio oeste dando que hablar.
Lo dicho. Me canso de trotar, correr, mirar mal y sacudir, antes de
empezar. Pero qué sorpresa más grata me he llevado con Comanchería
(sobre el título que le han dado en España, nada que comentar, sin
palabras). Aunque he visto la película clasificada como thiller,
western, acción, drama… para mí el aroma a western-2016 es muy
potente. Desde luego tiene un poco de todo eso consiguiendo una
historia con muchos ingrediestes y posibilidades.
David
Mackenzie nos propone una historia en la que dos hermanos, la pareja
formada por Chris Pine y Ben Foster, van a atracar una serie de
bancos con el objetivo de saldar la deuda que les permita mantener la
granja familiar. Detrás de sus talones tendrán al sheriff
interpretado por Jeff Bridgess.
Cierto,
puede ser un western moderno por su planteamiento con ese aroma
clásico de apuestas fuertes y también tiene el ritmo y la acción
de un thiller y un trasfondo social que enriquece la historia de una
forma magnifica. No, no estamos ante el bueno y el malo y que cada
uno se posicione según preferencias o rarezas. Existe una situación
social muy concreta que es la que desencadena la acción y es en ella
en la que nos enganchamos con gran facilidad. No hay moralina,
simplemente situaciones que la realidad nos plantea a diario y
soluciones algo más desacostumbradas para poder seguir adelante, si
no no tendría la brillantez que posee.
Al
igual que el trabajo del director, el guión aparece como una pieza
mimada, trabajada y maravillosamente resuelta. Desde la trama hasta
los diálogos de los personajes, con un punto de humor negro muy
apropiado, están muy elaborados y resueltos con gran eficacia.
Si
tenemos un director que sabe lo que hace, una buena historia y un
magnífico guión sería una pena que los intérpretes no estuvieron a la altura y la verdad es que lo están. Jeff Bridges está mejor que
en sus años mozos y Pine, Foster y Gil Birmingham dan la réplica al
veterano sin despeinarse. Un coro muy bien afinado.
Además,
hay dos ingredientes que arman la peli y ésta no sería lo mismo sin
ellos: el paisaje y la música. El paseo que nos damos de la mano de
los protas por la Texas profunda, la menos cinematográfica pero muy
reveladora, como el viaje visual por los escenarios resecos, áridos,
inhóspitos que hablan con imágenes sobre el carácter de las gentes
que las habitan. Y no se puede olvidar esa música, country, muy
propia pero con mensajes entre poéticos y sociales. Un
acompañamiento muy acertado.
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