Película
ESOS
LOCOS MARAVILLOSOS
En una
calurosa tarde, sentada en un ventilado banco a la sombra,
cómodamente instalada, me pregunto qué espolea la curiosidad de
algunos para dejar el confort de lo conocido y partir tras un sueño.
Qué es tan poderoso como para arriesgarlo todo, vida incluida,
intentando alcanzar una hipotética recompensa, una segura quimera.
Se dice
qué lograr conocimiento, convertir un sueño en realidad, descubrir
lo desconocido. Hay una ingente cantidad de estos ingredientes,
conocimiento y sueño, en gestas parecidas o similares a la narrada
en “Z, la ciudad perdida”.Percy Fawcett, exploró a principios
del siglo XX regiones del Amazonas en busca de una ciudad perdida que
demostraría la existencia de una antigua civilización.
La
historia de las exploraciones realizadas por el hombre, desde que el
Sapiens se puso en marcha, tanto aquellas de las que tenemos
constancia, como las más de las desconocemos todo, aunque si
disfrutamos de las consecuencias de las mismas, están llenas de
ingredientes como afán de conocimiento y deseo de alcanzar un sueño.
La
curiosidad y el afán de conocimiento son caballos desbocados que
siempre nos han movido, con o sin brújula, de un confín al otro del
planeta. Pero en el saber y conocer hay un ingrediente que va cosido
a estos y es el sueño, el fabular e imaginar intentando construir
aquello que se ignora. No hubo nada más estimulante para los
prepotentes europeos del siglo XIX como ese mapa de África
únicamente conocido en sus costas y con un inmenso vacío en su
interior esperando ser llenado.
Existe
otro motor de puesta en marcha para locos de todas las latitudes y
épocas. La cita se le atribuye a Etmun Hillary, el primer escalador,
junto con su sherpa Norgay, del Everest que a la pregunta de por qué
escalar montañas poniendo en riesgo la vida contestó: “porque
están ahí”. Esta es mi respuesta favorita a la explicación de
estos impulsos entre heroicos y suicidas.
No
obstante, no hay que despreciar otras motivaciones que también, en
muchísimos casos, puede que en la mayoría, de una manera u otra,
han estado ahí: la ambición personal, la política con intereses
económicos y las aspiraciones espirituales.
La
ambición personal del arriesgado aventurero siempre ha sido un
poderoso acicate y el prota. de la peli, en un principio también cae
en sus garras. El reconocimiento de nuestros iguales que suele traer
consigo beneficios sociales a nadie le amarga.
En
cuanto a la política, sus representantes mirando por el bienestar
económico y estratégico del país de turno es la otra cara, aunque
en un buen número de veces hace posible la realidad del sueño y la
consecución del conocimiento. Los países siempre han esperado sacar
algo de los soñadores. Hay una escena en la pelí en la que se ven
en funcionamiento estos planteamientos. Percy Fawcett, se dirige a
los socios de la prestigiosa Royal Geographical Society inglesa
exponiendo la necesidad de una segunda exploración. Los distinguidos
socios responden a la manera del Parlamento inglés, aclamando o
abucheando según se desgranan los argumentos, hasta que Fawcett, en
un fabuloso discurso consigue aunar voluntades en pos de la
propuesta. Ese propósito ineludible por llevar a término locuras
delirantes sigue siendo fantástico.
El
poner imágenes a la historia es sumamente atractivo, recrear
ambientes, situaciones, atmósferas es lo que se espera del buen
cine. Cine de aventuras y crónicas humana. Todo aquello que
esperamos de una
película interesante está ahí: dirección (James
Gray), interpretación (Charlie
Hunnam, Sienna Miller, Tom Holland, Robert Pattinson),
ambientación, guión, ritmo, personajes. Y toda la cinta se
convierte en un punto de partida para saber más puesto que el hecho
de estar basada
en una historia real la transforma en objeto de indagación y
conocimiento si se quiere ir más allá de la pura evasión.
"Soñar,
ir tras lo desconocido. Buscar la belleza es una recompensa en sí
misma. El hombre
debe perseguir lo que excede a su comprensión, sino ¿para qué
existe el cielo?".
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