COMO HA LLEGADO A ESTAR TAN GUAPA
Cualquier ciudad tiene entre sus
pliegues la prueba del paso de las estaciones por ella, los aciertos y errores
de los dirigentes de turno, la benevolencia del azar. Aunque no nos engañemos, no todas las ciudades han
tenido historias intensas que condicionen, que las vuelvan icónicas y que las
pongan en las listas de lugares a visitar antes de morir.
Los romanos, los antiguos
romanos. Lo suyo era hacer ciudad, la obra pública, la durabilidad, lo eterno.
Roma capital de un Imperio.
Con la Edad Media, la suerte de Roma queda
relegada a su autoridad pontificia y a la conservación del legado conseguido en
la Antigüedad. El Renacimiento sorprende a Roma siendo un estado más
entre los importantes centros de poder italianos que plantaban cara a los estados
absolutistas. Gobernada por “reyes-papa” fue sede cultural y artística de
primer orden. Con el Barroco llega el declinar de la influencia pontificia
en Europa, pero las cotas artísticas alcanzadas en la ciudad son de dejar con
la boca abierta.
El liberalismo y el
nacionalismo del s. XIX consiguieron unificar la península itálica
convirtiéndola en un país y a Roma en su capital.
Y plantados en el siglo XX, ¿qué
tenemos? Para empezar, fanatismos, fascismos y guerras mundiales. El
cine, como tantas otras veces, complementa, evidencia, difunde, sucesos
históricos. Lo primero que me viene a la cabeza es la película de Rosellini “Roma,
ciudad abierta”.
Un poco más tarde, el resurgimiento,
la salida a flote con el Plan Marshall, la Unión Europea y llegamos a los
últimos años del siglo XX y comienzos del XXI. Roma, la ciudad eterna, sigue
siendo ella, pero sus dirigentes no siempre han debido estar a la altura del
legado que tienen que conservar y mejorar. En las noticias, los romanos,
los italianos, aparecen demasiadas veces relacionados con mafias, políticos
corruptos, problemas económicos, democráticos. Otra propuesta cinematográfica
que nos acerca a la realidad: Il divo (Basada en la vida de Giulio Andreotti)
Tragicomedia, como la vida misma.
No obstante, una ciudad como Roma está
por encima de todo tipo de problemas y de políticos ocasionales que se empeñan en
emborronar su imagen. Aquí también podemos encontrar belleza en la fealdad de
la realidad.
Para terminar,
al pie de calle ¿qué opinamos los spanish madrileños de la ciudad? La
película de “La gran belleza” contiene la propuesta de un italiano mirando y
juzgando la ciudad y a sus ciudadanos. Él tiene claves para ello que nosotros
no tenemos, aunque también resulta curioso ver qué vemos, qué entendemos y con
qué nos quedamos los foráneos cuando entramos en contacto una ciudad reguapa
hasta en su desaliño.
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