EL TIEMPO QUE PASA POR NEBRASKA
La historia vital de la gente
está cosida al suelo que habita y a la sucesos que ha protagonizado. Los
escenarios rurales que Alexander Payne nos presenta, están formados por pueblos
mudos y desmigados. Paisajes grandes y duros. Gentes supervivientes en un mundo,
que a fuerza de compaginar su ritmo vital al del paisaje, se han convertido en
espectadores pacientes de su propia vida. Es una inercia a la que ni tan
siquiera, los pocos jóvenes que aparecen en la película, pueden escapar. En
este sentido, el anciano que se sienta en su silla, delante de su casa, ante
una carretera por la que no pasa nadie, es muy elocuente.
El trabajo del fotógrafo SalomonBucher, nos pone en la pista histórica. Todo cambia, o quizás no tanto. En
algunos lugares, el paso del tiempo adquiere esa cualidad relativa del tiempo
de Einstein. Los relojes marcan
implacables el pasado y el futuro, pero el ritmo temporal de sus dueños, no se
compagina con ellos. ¿200 años son muchos o apenas un suspiro? Depende de
lugares. En las ciudades que han llegado a ser grandes, el reloj, sin perder el
paso, ha ido muy deprisa. En cambio, en muchas zonas rurales, el tiempo parece
derramarse plácidamente y diluirse como en un reloj de Dali. Las horas se
encogen o estiran a voluntad.
A esta cualidad del tiempo
moldeable, común a otros paisajes similares a éstos, podemos añadir una
peculiaridad típicamente norteamericana. Sabemos que diferentes y ricos
pueblos, sioux, pawnee entre ellos,
habitaron las grandes praderas americanas, Nebraska forma parte de ellas, antes
de la conquista y colonización europea.
Pero nuestra idea es básicamente cinematográfica. Todo un mundo variado
y rico se fue a hacer gárgaras y quedó relegado al mundo académico de la
arqueología y la antropología, al turismo ávido de tipismos y a la marginalidad
superviviente de las reservas. A partir de entonces, todo cambia. La historia
se expande y los datos abundan, y seguramente sea esa última parte de su
historia, la que mejor se lee al observar la actual. En cualquier caso, y para saber algo más…
A vista de pájaro, introductorio (Wiki)
Historia de USA. 3 Hacia el oeste
Una página interesante, Nebraska State Historical Society Blog
En la película de Bertolucci, “El cielo protector”, basada en la
novela de Paul Bowles, dos personajes que van a iniciar un viaje por África,
hablan sobre la diferencia entre ser un turista o un viajero. Dejan muy claro
que el turista inicia el viaje pensando en el regreso, mientras que el viajero
no sabe si volverá a casa. La inmensa mayoría únicamente tenemos opción a ser
turistas, y las más de las veces, la historia profunda de los lugares visitados
nos pasa inadvertida. Es muy difícil acceder a la cara B de los lugares, hurgar
en ellos tal y como vemos en la peli. El negocio turístico sabe que normalmente
sólo pedimos ser turistas, y nos
presentan la cara amable. Bueno, tampoco está mal siendo consciente de ello.
El estado de Nebraska descubriendo sus encantos, Discover America
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