EL VAN DYCK COMUNITARIO
Un buen puñado de ingleses ha
hecho lo necesario para evitar que una obra de Van Dyck, un autorretrato
concretamente, saliera de su suelo
patrio derechito a la caja fuerte de quien tuviera posibles (12 millones de
euros )
La historia comienza cuando su
antiguo propietario, James Stunt, yerno del dueño de la Formula 1 Bernie
Ecclestone, lo pone a la venta. Ante la segura desaparición del cuadro de la mirada
de los corrientes y molientes aficionados al arte, la Nacional Portrait Gallery
y la organización benéfica “Art Fund” organiza una colecta, “Save Van Dyck”. Y
aquí viene lo bueno de la noticia, con las pequeñas aportaciones de un buen
número de anónimos ciudadanos, se consigue recaudar el dinero necesario para
retener el cuadro.
No entremos en la valoración de
la obra en cuestión porque la calidad está acreditada pero y ¿la cotización? ¿Quién dice si esta pintura, u otra, vale 8, 80 o 800?
Los profesionales de la cuestión me dirán que el mercado, la oferta y la
demanda, premian o castigan a determinadas obras o artístas, al someterlos a la
lógica del sistema. Ya, pues así pasamos con gran alegría del arte-patrimonio al arte-mercancía. Lo sé,
hay que financiar a los artistas para que se dediquen a la creación. Cuesta
dinero tanto a mecenas, coleccionistas, gobiernos… Lo crematístico siempre ha
corrido parejo a lo artístico.
Y hete aquí el caso que en
Inglaterra se pone a la venta el citado cuadro, y el Gobierno británico,
pensando que no corren buenos tiempos para la lírica, se pone de perfil. Así
las cosas, se organiza la campaña anteriormente citada, y se consigue el
objetivo, el cuadro podrá admirarlo todo el que esté interesado en hacerlo.
Este puñado de mecenas anónimos,
seguramente forman parte de ese grupo de gente que piensa que no es fácil
cambiar el mundo pero que las pequeñas acciones marcan tendencia. Si entendemos
el arte como una magnífica manifestación del genio humano, y si pensamos que
todos deberíamos tener derecho a disfrutarlo, teniendo como único límite
nuestra sensibilidad y no el tamaño de la cartera, estamos de enhorabuena. Un
brindis por esta pequeña gota de agua en el mar océano.
Prensa
Nuccio Ordine, en su libro “La utilidad de lo inútil” cita esta
perla de Théophile Gautier: “el arte
–había confesado en la frase final del prefacio al Albertus- es lo que mejor
consuela de vivir”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario