TODO SUMA
Nueva York, un protagonista más
de la película. Algunas de las propuestas y de las situaciones que Turturro
plantea únicamente podrían desarrollarse, con esa naturalidad y aceptación, en una ciudad como ésta. El cosmopolitismo
hecho hormigón. Una escultura móvil de
calles y plazas modelada a fuerza de aceptación de lo diferente. La visión
plástica de lo dispar, diferente, lo posible. Nadie como ella para acoger a
todos y a todo. Eso sí. Ese don de gentes del que hace gala tiene un precio,
nada es gratis en la ciudad de las oportunidades. Dura, impasible, competitiva
y a la vez, el lugar donde no hay límite a la imaginación ni a la diferencia.
¿Cómo consiguió desprenderse de todo provincianismo miope? Seguro que no sólo
es una cuestión de tamaño.
Algún artículo periodístico para
empezar por el principio.
Hablamos de la historia de una
ciudad y lo mejor es ver el resultado final de todo el proceso histórico, lo
que podemos ver hoy. Dos documentales
Quizás la clave del
cosmopolitismo neoyorkino sea la inmigración que ha recibido, en los últimos
dos siglos, procedente de todos los rincones del mundo. Este fenómeno ha creado
ciudades dentro de ciudades, barrios étnicos. Con las ciudades ocurre una cosa
muy curiosa. Si hablas con ciudadanos de distintas zonas o barrios,
preguntándoles sobre su opinión acerca de su ciudad, seguro que cada uno
describiría una ciudad diferente. Las ciudades tienen capas. A veces dibujan
caminos transversales, a veces solo pistas paralelas, sin comunicación.
Una breve incursión en la
comunidad judía de Brooklyn. Los judios Hasidim que han llevado a sus últimas
consecuencias la diferencia cultural, no sólo en ideas y creencias, sino
también en signos externos, formas de vida y en un empeño por hacer retroceder
el reloj de la historia, que en la ciudad de las ciudades, chirría de forma
estridente a la vez que hace posible su existencia. Paradoja urbana.
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