DOS HILOS QUE SEGUIR
Dos cabos con los cuales
enrollarse o desenrollarse, a voluntad. Uno que invita a deambular por la
ciudad. La ciudad como escenario necesario, como lugar físico que condiciona
con sus geometrías, como emplazamiento vivo que cambia al ritmo de su propia
historia, como teatro de pasiones humanas, siempre las mismas y a menudo
diferentes. Los escritores que sienten el palpitar del cemento y lo
transcriben.
A Daniel Quinn, escritor de literatura policiaca, su equivocado
interlocutor telefónico lo toma por un detective y le encarga un caso. Así
comienza Ciudad de cristal, primera de las tres novelas que conforman La
trilogía de Nueva York. Quinn, lejos de deshacer el malentendido, se mete en el
papel y se ve envuelto en una historia repleta de enigmas, complicadas
relaciones paternofiliales, locura y delirio. En Fantasmas, segunda de las
piezas, un detective privado y el hombre al que tiene que vigilar juegan al
escondite en un claustrofóbico universo urbano. Por último, en La habitación
cerrada el protagonista se ve confrontado a los recuerdos de un amigo de la
infancia cuando la mujer de éste le escribe una carta explicándole que su
marido ha desaparecido misteriosamente. En La trilogía de Nueva York el
escritor maneja, manipula y reinventa el género policiaco, del que hace una
re-lectura posmoderna con tintes metafísicos. La trama detectivesca sirve para
plantear al lector un fascinante juego de espejos, símbolos, guiños y sorpresas.
(Anagrama)
JORDI DOCE;EDDIE WILLIAMS, Lost city. Una antología literaria con textos sobre Nueva
York. Oficina de arte y ediciones, 2010
Una antología literaria de Jordi Doce con textos sobre Nueva York de
Charles Tomlinson, Djuna Barnes, Elizabeth Bishop, Willem de Kooning, Hart
Crane, Allen Ginsberg, Jane Jacobs, Li-Young Lee, Toni Morrison, Frank O´Hara,
Edgar Allan Poe, Ezra Pound, James Schuyler, Isaac Bashevis Singer, Walt
Whitman, Leroi Jones (Amiri B araka), Claude Mckay, Jack Kerouac, Charles
Reznikoff, Charles Simic, T.S. Eliot, Leonard Cohen, Carol Ann Duffy, W.H.
Auden, Anne Carson, Pedro Prietri. Fotografías de Eddie Williams. Edición
Bilingüe (inglés-castellano)(Casa del Libro)
Ciertos conocimientos
son perfectamente innecesarios. Se puede vivir muy feliz sin saber con qué
truculencia surgió la cúpula del rascacielos Chrysler, por qué los Yankees son
el equipo supremo en Nueva Cork, cuál es la relación entre Arabia Saudí y la
cerveza de Brooklyn, por qué la grasa de los filetes es más amarillenta que en
Europa, en qué bar bebió Dylan Thomas su último whisky o dónde sirven las
mejores hamburguesas de Manhattan. Historias de Nueva York, habla de esas
cosas. También habla de una ciudad rugiente y fabulosa, de una jornada negra de
septiembre, de un grupo de personas y de tres amigos inolvidables.(Casa del
libro)
Otro hilo que seguir, el Don Juan
y el gigoló. No es exactamente lo mismo, pero podemos bucear hasta llegar al
origen y ver hasta dónde llegan las similitudes, y dónde empiezan las
diferencias. El personaje donjuanesco se ha transformado, evolucionado y
reinterpretado a lo largo del tiempo. El original, y algunas muy dignas
inspiraciones.
Pocos personajes del teatro universal han conseguido la popularidad de
Don Juan, que, convertido en un mito universal, encarna muy diversas pasiones
humanas y suscita problemas ideológicos de toda índole. Si en el folclore
europeo se documentan tradiciones del convidado de ultratumba y tampoco faltan
precedentes literarios del tipo del burlador de mujeres, es innegable que la
figura concreta capaz de engendrar una larguísima descendencia en muchas
literaturas y géneros es El burlador de Sevilla, que Tirso de Molina alumbró en
una creación genial. Se ha convertido ya en tópica hablar de las imperfecciones
de la comedia y de su ruda improvisación. En la edición de Ignacio Arellano,
profesor de la Universidad de Navarra, el lector podrá encontrar un texto
depurado en el minucioso cortejo de fuentes, un análisis de los complejos
problemas de génesis y autoría, el resumen de las principales líneas
interpretativas y, en fin, una demostración crítica de la espléndida eficacia
escénica y poética de la obra (La casa del libro)
«Don Juan Tenorio», el drama romántico por excelencia, es una de las
pocas obras que han tenido y siguen teniendo una vida auténticamente
popular.Difícil sería encontrar un español que no sepa recitar de memoria
alguno de sus versos. El drama, que repite el viejo tema de Don Juan, ha
adquirido una eficacia literaria inusita da en la mezcla de temas de capa y
espada con los religiosos y morales.La edición que aquí se ofrece se basa en la
francesa que Zorrilla dio como definitiva cotejada con el manuscrito autógrafo
conservado en la Real Academia Española. (La casa del libro)
De Jardiel Poncela se puede decir
renovó el humor en la literatura española, hasta entonces de raíz costumbrista
y sentimental, muy cercano a la «astracanada» y al retruécano. De acuerdo con
las vanguardias, Jardiel subió a escena la risa de hoy, con un humor más
inverosímil, pleno de imaginación y sagacidad poética. Así,Usted tiene ojos de
mujer fatal nos presenta a Sergio, un seductor que nunca se enamora hasta que
repara en Elena, la primera mujer que rechaza sus encantos.
Original recreación de nuestro mito literario más universal, DON JUAN
(1963) es una incursión en los caminos de la fantasía irónica y
desmitificadora. En este relato en el que Gonzalo Torrente Ballester adopta un
modo de novelar fragmentario, laberíntico y proteico, el audaz burlador
sevillano, con la inestimable ayuda de u n razonador Leporello, se introduce en
el cuerpo del narrador para dictarle, con brillante estilo, su larga vida de
lances y amoríos y para mostrar una implacable rebeldía ante un cielo y un
infierno que se han desentendido de él, dando lugar a una atractiva pirotecnia
de ideas y aventuras, disparada hacia diversas épocas, lugares y personajes.(Casa
del libro)
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