LO POP UP Y YO
Definitivamente, no estoy de
moda, quiero decir, a la moda, que no es lo mismo, aunque sea verdad, en los
dos casos. Pues eso, no sigo las tendencias que son último grito. Y da lo mismo
el ámbito, vestuario, música, locales de copas, uso de tecnologías… ¡qué
velocidad en el cambio y la renovación! ¿Por qué lo moderno tiene que ser breve
en el tiempo? Fugaz en muchos casos. Un verdadero trabajo ir a la última y
enterarte de la más fresca tendencias. Tan es así, que hace unos días escuche
una noticia sobre los pop up, que llamó mi atención. Tiendas, eventos,
encuentros, restaurantes de una sola noche… que se montan y desmontan para
varias semanas, incluso días en algunos casos. Rápidamente metí la nariz en la
Red que todo lo sabe, y cual es mi sorpresa al comprobar que la noticia que
escuché, comentada con alguna pretendida intención de modernidad, hacía
referencia a un fenómeno que tiene ya su recorrido, ¡y yo sin enterarme!
Total, que un montón de negocios,
ante el panorama de los duros últimos años, se han estrujado el cerebro para ofrecer algo
nuevo y en formato muy chic. Algo que hoy está pero mañana no. Esa
provisionalidad da encanto al producto, generalmente son tiendas pero también
pueden ser servicios de comidas, actuaciones. Efímero, exclusivo, irresistible.
De acuerdo, manual de
instrucciones. Primero deberé consultar asiduamente la madre Red y todo tipo de
suplementos super fashion, para
enterarme donde sale un negocio pop up seta,
que como las del bosque, desaparecen con las siguientes lluvias. Actitud
vigilante, entonces. Segundo, tendré que trabajar mis contactos sociales.
Introducir la cabeza entre gentes bien
relacionadas para que si se celebra un cenorrio super chic, en casa de alguien
que tenga sitio para ello, lo tendrá seguro, con cocineros trabajadores de la
espuma hidrogenada, no dejen de invitarme. ¡ay, qué trabajos! Tercero ¿hay posibilidades
de estar en esta onda si no se vive en una gran ciudad? Esto se pone cada vez
más difícil.
Acabo de cambiar de opinión.
Espero que como negocio funcione para quien lo trabaja, pero la fugacidad del
pop up me arroja fuera del mercado.
Nuevos propósitos para vivir en mi flamante mundo demodé: funcionar a “tempo
lento” (nada de andante con brío, voy casi de adagio); andar despacio, comer
saboreando, conversar escuchando, leer asimilando, realizar una cosa detrás de
otra; haraganear con el pensamiento (que las ideas y opiniones vengan a mí
porque les da la gana); dormir despacito; escuchar las canciones hasta su
término y paladear los 1.440 minutos del
día antes de ir en busca de los siguientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario