BORRACHERA CIENTÍFICA
Confieso una gran carencia en mi
formación científica, mi resistencia a la adquisición de conocimientos
abstractos de naturaleza matemática. Y no me pongo de acuerdo conmigo misma a
la hora de culpabilizar, por esta lamentable situación, exclusivamente a mis
chatas capacidades o compartir parte de esta culpa con el mundo educativo que
no supo encender en mí la llamita de la curiosidad científica. Y quizá por este
agujero negro formativo, he desarrollado una curiosidad, hasta ciento punto
infantil, que provoca en mí, ante noticias y eventos científicos, un estado de
absoluta admiración, reverencia, veneración religiosa. Fascinación ante lo que
no se entiende. Con la boca abierta, con
gesto admirado, con las neuronas a pleno rendimiento, intento comprender la
magnitud de lo que llega a mis oídos con el sello de calidad científico.
Y este afán de autodidactísmo, a
nivel usuario, que me he autoimpuesto, esta cruzada contra la ignorancia
científica, he decidido comenzar suave, para no provocar atragantamientos
intelectuales y efectos rebotes. Estoy de suerte, se ha producido un alineamiento
de astros, bueno o de intereses económicos de la empresa cinematográfica, con
respecto a mis anhelos de ampliar
horizontes. Mira tú por dónde, en nada, me encuentro con dos científicos,top, top,Alan Turing y Stephen Hawking, versión mass media. El encuentro ha sido vía
cinematográfica, lo sé, light, ¡pero es una forma tan placentera de
acercamiento a personajes y hechos¡ Entretenimiento y divulgación, aquí el cine
es el rey si consigue no traicionarse en exceso.
Husmear en la vida y obra de genios
como Turing o Hawking es infinitivamente más interesante que llevar en cuenta
la cantidad de novias de Ronaldo, ejercicio muy extendido. Es una magnífica
ocasión para acercarnos a estos gigantes, saber más de su biografía y de su
obra. Pequeños acercamientos y luego, que cada uno llegue hasta donde quiera o
pueda.
Dos científicos imprescindibles
pero, volviendo a las propuestas cinematográficas, dejo de lado La teoría del todo ( con Hawking de prota.) y me centro en Alan Turing,
Descifrando enigma.
En la peli. encontramos la entrega apasionada del científico. El
lote completo de todos los tópicos del científico aparecen en Turing: ciega
pasión por su trabajo; entrega personal total; dificultad para las relaciones
sociales; cierto grado de arrogancia cuando mira desde lo alto de su gran
capacidad intelectual. Nosotros nos beneficiamos de esa entrega sin límites.
Se percibe el apremio de la guerra. El telón de fondo en el que transcurre la
trama, el momento, momentazo, histórico en el que Turing despliega todas sus
altas capacidades intelectuales: la Segunda Guerra Mundial. Atención, situación
crítica. Londres bombardeada por el enemigo. La inteligencia británica ha
conseguido hacerse con una máquina de cifrado alemana con la cual emiten todas
sus órdenes. Se plantea con absoluta urgencia el descifrar el código nazi de la
máquina Enigma para así salvar vidas aliadas y acabar con la guerra. Así pues,
se reúne a la mayor cantidad de materia gris de primera calidad por m2 de toda
Inglaterra para que se pongan a ello. Pensar, calcular, descifrar. Allí está
Turing. Aparecen todos los argumentos para un novelón: guerra, urgencia,
situaciones de vida y muerte, lucha de egos. Imposible resistirse.
Un ingrediente tecnológico, la relevancia del invento.Y llegamos a
la criatura, el invento de Turing, el prota. mecánico de la película. En este
momento, una pausa valorativa para darnos cuenta que estamos asistiendo al
nacimiento de lo que serán nuestros ordenadores, de esa cosa tan familiar que
utilizamos a todas horas, que nos hace la vida más fácil y del cual ya no
podemos prescindir, ese objeto sobre el que la mayoría no tenemos ni idea cómo
funciona.
Hay un momento en la peli, digna
de un genio, en la que Turing, después de comprobar el nulo resultado de los grandes
esfuerzos realizados por el equipo del que forma parte en su intento por
descifrar Enigma, plantea a sus colegas una variación en la investigación que
es de una simplicidad genial, algo en lo que solo reparan los mejores: a una
máquina solo se le puede vencer inventando otra máquina superior.
Un pequeño detalle que me hubiera
parecido adecuado en la peli: realizar un pequeño homenaje a los creadores
alemanes de la máquina Enigma. Si bien es cierto que la creación de Turing
venció a Enigma al descifrarla, no es menos cierto que la envergadura del
invento fue tal gracias al reto planteado por los alemanes que fue muy elevado.
No falta, la ceguera y crueldad de la sociedad. Nosotros los europeos que nos
arremangamos y fuimos capaces, a través del Renacimiento y la Ilustración, de
marcar el camino por el que transitar con cierta cordura y justicia; nosotros
los abanderados de las libertades políticas y de conciencia, defensores de
nuestro ideario en cualquier foro o rincón escondido de esta Tierra; todos nosotros,
hemos tragado durante muchos años unos sapos que es difícil imaginar cómo no
nos hemos ahogamos en la digestión. ¿De qué hablo? En 1952 Turing fue condenado
por ser homosexual. En 2012, 6O años después, la reina Isabel II, debido a una
petición popular, lo indultó póstumamente. Silencio valorativo….
El director de la película,
Morten Tyldum, ha recreado un corto espacio de tiempo en la vida de Turing, no
se trata de una biografía exhaustiva del personaje, y además la esencia de lo
que nos relata la conocemos casi, casi mayoritariamente. Por tanto no es el
desenlace el que nos mantiene pegados a la butaca. El interés argumental está
en el cómo Tyldum de una manera ágil y eficaz consigue mantener vivo el interés
por la historia en todo momento. Bien es cierto que está ayudado por un grupo
de actores que funcionan con la precisión y armonía de una orquesta, brillando
como solistas y/o coralmente: Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance,
Matthew Goode, Matthew Beard, Allen Leech, Tuppence Middleton, Rory Kinnear,
Tom Goodman-Hill, Hannah Flynn, Steven Waddington, Alex Lawther, Jack Bannon,
James Northcote, Ancuta Breaban, Victoria Wicks. Una película crece sin límites
cuando los secundarios están a la altura del prota y aquí se puede comprobar
esto.
En cuanto a Benedict Cumberbatch,
el Turing de esta propuesta cinematográfica, sólo parabienes. Tiene una rareza
personal que lo separa de otros actores y siempre está perfecto, como Sherlock Holmes, convertido en agente en El Topo, o
como malo malísimo en Star Trek into darkness