¿DAÑOS
COLATERALES?
El patrimonio
también es una víctima de la guerra. En ocasiones, la destrucción se lleva todo
por delante (hombres, instituciones, patrimonio, territorio…) sin
contemplaciones ni diferencias. En otras, la acción discrimina persiguiendo con
especial interés las manifestaciones artísticas y culturales del pueblo al que
se machaca. Inútil empresa hacer respetar y concienciar sobre la importancia de
ese legado a quién masacra la vida humana sin ningún escrúpulo.
En los últimos
tiempos estamos asistiendo como espectadores neutros (todo nos es ajeno) al
nacimiento y expansión del autodenominado Estado Islámico. Dejando aparte otras
consideraciones, éstos se han propuesto iniciar el reloj cultural en el siglo
VII d.C., y en ello están poniendo verdadero empeño. En estas consecuencias que
traen consigo los conflictos, como también ocurrió en Kosovo, aparecen
motivaciones de orden religioso y étnico. Se pretende borrar todos los
testimonios culturales del otro, una damnatio memoriae en el siglo XXI.
Poniendo la mira
en Kosovo, aparecen un par de ejemplos: el daño sufrido por un grupo de
iglesias medievales cristianas y el bombardeo sobre una biblioteca que contenía
valioso fondos bibliográficos.
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