Libro
¿HÉROES?
En los
últimos años he oído lo mucho que ha dado que hablar entre críticos
y aficionados lo que se ha llamado realidad ficcionada. Según
he podido entender se trata de llevar a la categoría de relato
literario la experiencia vital de cada cual. A favor. En contra. No
lo sé. Si empiezo a pensar qué hay de razón o conveniencia en uno
u otro lado e intento formarme una opinión al respecto, me quedo sin
tiempo para leer algunos de los objetos de tanto apasionado debate.
Hace ya tiempo que leí de Javier Cercas Anatomía de un instante
y disfruté desde el primer párrafo hasta el último, y hay un buen
trecho, con la claridad, el volumen de datos y la amenidad del
relato. Medio historia, medio crónica, medio ficción, medio
literatura. Oye, qué me da igual. Lo disfruté con la alegría de la
profana que no repara en juegos florales si no que se deja llevar
confiada de la mano del profesional. Con El monarca de las sombras
me ha sucedido algo parecido.
Cercas
empieza su relato de esta manera tan clara: “ Se llamaba
Manuel Mena y murió a los diecinueve años en la batalla del Ebro.
Fue el 21 de septiembre de 1938, hacia el final de la guerra civil,
en un pueblo catalán llamado Bot” La investigación que
realiza intentando reconstruir la breve vida y muerte de su tío
abuelo Manuel Mena se convierte en la trama de la historia. Cercas
la realiza ayudándose de su madre y de los pocos testigos
contemporáneos a los que puede recurrir como el Pelaro. También
cuenta con la ayuda de su amigo David Trueba que aporta más sentido
a la historia de lo que en un principio podría esperarse. Corriendo
paralelo al relato de investigación que realiza Cercas, aparece la
reconstrucción de los hechos presentada como una crónica, lo más
fiel posible. Con ello, tenemos un doble relato, dos caminos que
confluyen y se complementan: la investigación propia junto a la
crónica fiel de los hechos protagonizados por Mena.
Cercas
va ágil, directo, claro y en un intento de incluir todos los puntos
de vista, los muestra brindándole la posibilidad de elección al
lector “No me preguntaré cuál es la reacción de Manuel Mena
al notar que una bala acaba de alcanzarle. Ni me preguntaré si,
gracias a su múltiple experiencia de herido en combate por fuego
contrario, entiende de inmediato que esta herida es fatal, o si tarda
un tiempo en entenderlo, o si no lo entiende en
absoluto, al menos mientras yace herido en el Cucut. Ni por supuesto
me preguntaré si siente pánico, si maldice, si intenta estar a la
altura y dar la talla y soportar en silencio el dolor insoportable de
la herida o si, consciente de la gravedad de lo ocurrido
se derrumba y gime y llama a su madre entre lágrimas y gritos de
congoja.”
Y luego
están las frases largas que son un plano secuencia en el que él
pone las palabras y cada uno de nosotros concretamos las formas con
la imaginación “Hubo exclamaciones, saludos, besos y abrazos,
y al final nos hicieron pasar a una estancia amueblada con el
barroquismo inconfundible de los comedores de Ibahernando e inundada
por el sol quemante del mediodía que entraba desde una ventana
abierta a un descampado, donde unos niños jugaban al fútbol sobre
una extensión de pasto amarillo.”
Tema
fundamental y que me gusta sobremanera: Kalos Thanatos, la bella
muerte. El Sapiens, siempre preocupado por sobrevivirse de alguna
manera, elaboró en la antigua Grecia este concepto en el que el
héroe, tras una vida breve y gloriosa, una vida que todos
recordarán, muere joven evitando los años de deterioro y decrepitud
en la vejez y dejando una huella indeleble por las hazañas
realizadas. Sí, el amado por los dioses es llamado joven. Pero si se
pudiera elegir con qué nos quedaríamos ¿una vida breve intensa y
gloriosa o una vida larga y corriente, como la de tantos otros? Para
algunos la elección es fácil y viven su vida como queriendo cumplir
una promesa no hecha pero si asumida. Para otros, puede que para la
mayoría, no es una elección fácil en el hipotético caso de poder
realizarla, y seguramente, otros tantos ni en sus ratos de más
absoluto aburrimiento se les ocurre deshacer esta disyuntiva con
tintes existenciales. El libro de Cercas tiene buenas dosis de este
ingrediente: “Lo que entonces comprendí fue que la muerte de
Manuel Mena había quedado grabada a fuego en la imaginación
infantil de mi madre como eso que los griegos antiguos llamaban kalos
thanatos: una bella muerte. Era, para los griegos antiguos, la muerte
perfecta, la muerte de un joven noble y puro que, como Aquiles en la
Ilíada, demuestra su nobleza y su pureza jugándose la vida a todo o
nada”
Un
pasaje en que no pasar de puntillas, en el que quedarse para
paladearlo y perderse como lo hacen David Trueba y el propio Javier
Cercas: la historia del escritor serbio Danilo Kis titulada “Es
glorioso morir por la patria”. Como una historia dentro de la
historia, el relato aporta nuevas perspectivas y abre nuevas vías a
la propia historia de Manuel Mena.
Moviéndome
entre la muerte, los ideales, el heroísmo, la guerra y la sinrazón,
he recordado un libro de Pérez Reverte que leí cuando todavía era
más ingenua que ahora: “El húsar”. Voy a buscarlo, comprobaré
cómo ha envejecido, él y yo.