“UN
MUNDO DE
ELEGANCIA Y DISTINCIÓN”
¿Conoce
usted Biarritz? Biarritz, Brighton, Deauville, Ostende, Dieppe, Spá, Niza,
Bath, Capri, Baden-Baen, San Sebastían… ¡Ah! Aquel era un mundo de elegancia,
definesse, de aristocracia, de distinción y exquisitez. Elegancia y distinción,
señor Menuet () Pero con la guerra todo aquello se desmoronó ¿sabe usted?
Demasiados hombres muertos, demasiadas mujeres compungidas. La guerra lo aja
todo y deja un mundo harapiento y famélico.
Primera clave: la concepción.
Hay mil fórmulas. Cada autor encuentra la suya adaptando un conjunto de
herramientas a sus gustos e intereses.
De esta manera, nacen historias basadas enteramente en los diálogos de sus
personajes o, por el contrario, en narraciones que no parecen tener fin y sin voz para sus
protagonistas. Puede que el libro esté lleno de presentes que actualizan la
acción o, quizá sea el pretérito perfecto el que recorra el relato. A veces,
conocemos casi todo y el autor nos engancha con el cómo. Otras veces es el qué
el que nos anima a pasar las páginas corriendo hacia el final. Y luego están,
las historias con una cantidad variable de todos estos ingredientes. Pero lo de
Vales ha sido una sorpresa. Un conjunto de entrevistas, sin pregunta-respuesta,
que construyen el relato. La visión de un puñado de personajes sobre un hecho,
la muerte trágica de una muchacha en el Biarritz de los años 20. Esa es la
excusa para que cuadrilla de personajes, entrevistados por un periodista,
cuenten la historia desde su punto de vista. Con todos ellos se construye un
fresco muy divertido de la sociedad del Biarritz. Es una delicia escuchar a
cada uno de ellos contando su versión, o lo que quieren que sepamos, y
comprobar cómo hablan de la verdad de los demás.
Segunda
clave: el
lenguaje.
Es fabuloso su uso del lenguaje.
Se nota que Vales es un devoto, un rendido admirador del poder de la palabra,
de su uso certero y adecuado, del valor de su contenido y del poder de sugerir
que tiene un vocablo al ser el elegido y no otro. Un enamorado del arte de
juntar palabras. Así que es un placer pararse un poquitín a paladear el vocabulario,
los giros, las expresiones de los personajes cultivados frente a la frescura de
las clases más bajas que hablan con la misma naturalidad y la forma directa con
la que viven. Los extremos están representados. Los miembros más cultivados que
despliegan un engolamiento verdaderamente divertido hasta llegar a la base
social en los que aparecen ejemplos en los que el discurso se pierde en un laberinto
de explicaciones jugoso y vano.
Un
director de hemeroteca frente a una sirvienta…
¿Ve
a aquel grupo de jóvenes muchachas junto a la ventana? Son las representantes
del sentimiento sentimental. No habrá visto usted sentimientos más sentimentales
y emociones más emocionantes reunidas en un solo cenáculo. Son las adoratrices
de las realidades evanescentes, las sacerdotisas del lloriqueo y la quejumbre,
de la incomprensión del mundo, de la neurosis, del suicido superior, de la
clase nobiliaria y esnob de la cultura, del refinado esteticismo, del flujo de
la conciencia…
Tercera
clave: el
humor.
Bendito humor, que dice más que
lo que cuenta y además entretiene y ahuyenta los momentos cenizos. Bien, pues
ese don recorre toda la historia convirtiéndose en protagonista omnipresente.
Hay tantos guiños que permiten dibujar la sonrisa casi casi permanentemente.
Posee el toque inglés del humor suave, inteligente e incisivo que se ríe de lo
propio y de lo ajeno. Vales nos quiere divertidos, atentos y muy entretenidos.
“La
señora Chloé Villequeau nunca mencionó aquello.
Ni me agradeció ni me reprochó lo que hice, y en eso veo cuál es el
abismo que separa a los criados de los señores. Pero como a mí no me gusta
hablar mal de nadie y sé muy bien cuál es mi lugar en este mundo, no anduve con
murmuraciones a nadie, salvo a la señora Prie, porque siempre me obligaba a
contarle todo, a Françoisette, porque era amiga del alma, al cartero, que…”
“Durante
varias temporadas fue aclamado por la crítica y el público un cuadro dramático
titulado “El serrallo de Nabucodonosor”. (Nabucodonosor estaba interpretado por
un negro libio dotado de unas condiciones interpretativas excepcionales que
compartía con doce alegres huríes)”
“Ayer
día 28 de julio los pescadores del puerto de Biarritz encontraron el cuerpo
cadáver de una joven desaparecida tres días antes en la villa. La joven, de
nombre Aitzane Palefroi, tenía dieciséis años y era aprendiza en la librería
Operclaritz; apareció desnuda, ahogada y completamente muerta…”
Vales ha jugado con nosotros de
igual manera que los personajes lo hacían con el entrevistador. El autor ha
construido una farsa en la que ha cuidado todos los detalles con el objetivo de
hacernos pasar un magnífico rato, a buen seguro el mismo que ha pasado él componiendo su historia.
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