DEAMBULAR
¡Vaya forma más
bonita de narrar la de Aranoa! Un montón de historias fundamentales que
aparecen a través de la historia principal que es la más pequeña. Contar sin
contar, dejando que el que mira la historia descubra poco a poco todo lo que el
director ha dejado allí.
El primer
fotograma, muy original. Desde el primer momento ya aparece el motivo pequeño
que desencadena la historia: un enorme cadáver flotando en las aguas de un
pozo. Es necesario sacarlo antes de que con su presencia deje inservible el
agua, y un grupo de cooperantes de una ONG tienen el encargo de sacarlo.
Problema: no tienen una cuerda para hacerlo. La búsqueda de esa cuerda es el
hilo argumental de la peli.
Siguiendo esa
cuerda nos encontramos con toda la destrucción y dramas humanos que trae
consigo un conflicto armado (sufrimiento, devastación, oportunismo sin piedad,
inoperancia burocrática…) Pero también está la generosidad, el optimismo y la
fuerza de la vida que se abre paso hasta en la peor de las locuras desencadenas
por el hombre. Es decir, lo absurdo y brutal de la guerra junto con la ayuda y
la generosidad.
Contar sin
contar. Sin dramatismo, con la aceptación de una realidad que se impone pero a
la que hay que contrarrestar sin alardes heroicos pero sin desfallecer. Ferando
León de Aranoa ha acertado en el tono.
Contar cosas terribles salpicadas de humor irónico, genial y con el ritmo apropiado. A lomos de un
caballo-jeep, como en un wester, de un lado a otro con un trabajo encomendando
que realizar.
Mis
felicitaciones en la elección de los personajes
y su interpretación. Benicio del Toro y Tim Robbins, siempre están
perfectos, creibles, maravillosos. Son de esa escuela en la que su rostro lo
expresa todo, sin exageraciones, gritos ni espantajos. Todo contenido. No se
puede expresar más con menos. Los que les rodean (Olga Kurylenko, Fedja Stukan,
Melanie Thierry) también sacan su personaje adelante con naturalidad y acierto.
Los paisajes tienen
una presencia importante en la historia. Los protagonistas están en continuo
movimiento recorriéndolos y son ásperos, duros y abruptos. Están en sintonía
con las historias que nos cuentan. Las localizaciones se realizaron en Granada,
Málaga y Cuenca, no en los Balcanes. Sé que en el cine todo es sueño, ficción,
pero hay ocasiones en las que prefiero no saber y creer en el deambular de unos
personajes perdidos en una naturaleza salvaje y lejana (aunque bien mirado, los
paraísos cercanos, tampoco están tan mal para elevarse)
Las escenas que
no hay que perderse son aquellas con las que Aranoa finaliza la película (no
puedo decir nada) Con ellas cierra la historia dando sentido a todo lo que nos
ha contado.
Al final, me
queda la aceptación de la dura e implacable realidad, pero también de la
existencia de la esperanza. Aunque el ladrillo que uno pone no hace el
edificio, contribuye a que éste sea posible.
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