CUANDO LA INVESTIGACIÓN MUSICOLÓGICA LA ABORDA DONNA LEÓN
“Caterina Pellegrini, experta en
ópera del Barroco, rastrea la existencia de una valiosa herencia en unos
documentos hallados por los descendientes de un genial compositor vinculado a
la Iglesia católica. Caterina se adentra en la Venecia de finales del siglo
XVII, investigando, sin proponérselo, la supuesta implicación del músico en el
crimen más famoso de la época.” Seix Barral Intriga, mucha música, ambición mundana, arduo trabajo, traiciones, incluso algo de sexo... al estilo Donna León, tranqui pero sin tapujos.
Otra cosa que me gusta de la
León, el mantenimiento del suspense y su sinceridad en las tramas, en ésta como
en otras. Cuando hablamos de novela negra o policíaca, el autor, me da igual a
cuántos mate, pero quiero que me mantenga ocupada pensando en qué viene
después. Aquí, Donna siempre acierta. Para cuando descubres el tema del libro,
ya estás enredada en su trama.
“- Caterina, ¿me estás
escuchando? –oyó que le preguntaba Roseanna.
-
No disculpa –dijo
sonriendo avergonzada –pensaba en otra cosa.
-
¿En qué?
-
En que hoy en día
nadie valora la música de Steffani. Lamentaba tener que decirlo, pues se
acordaba de la belleza de las arias y de la maestría de la que hacía gala en el
Stabat Mater. Quizá había llegado la hora de que el buen obispo regresara a los
escenarios.
-
A esos dos no les
importa la música –dijo Roseanna.
-
Entonces, ¿qué es
lo que les importa? – preguntó Caterina pensando en qué más podía haber
perdurado a través de los siglos.
-
El tesoro.”
Además, yo le agradezco que no
prometa aquello que no va a dar. Grandes tramas, terribles asesinos,
importantes conspiraciones que luego, al solucionarse, no están a la altura. De
eso nada. Donna sabe mucho de las flaquezas y debilidades humanas, que eso es
suficiente para llevar a una persona al abismo y que nadie está a resguardo de
padecerlas ¿No es esto peor que un asesino en serie que actúa cada 50 años?
Me ha agradado el balanceo constante
entre una parte histórica (objeto de la investigación) y el presente de la
prota. Esas idas y venidas entre el pasado y el presente evitan caer en la
novela histórica (no tengo nada en contra de la novela histórica, me gusta la buena) permitiendo
crear una novela de suspense entre el ayer y el hoy. Supongo que no es nada
nuevo pero evita caer en la monotonía y, además, no me engaña entre el momento de distinguir entre los hechos reales y los inventados, algo que me
da especial miedo de la novela histórica.
Música, ambiente e
intrigas palaciegas. Poder político y religioso. El personaje al que investiga
la protagonista es un clérigo, un obispo que salió de Venecia y vivió en algunas de las cortes alemanas de los principes
alemanes del s. XVII. Músico y con un trabajo político a realizar para
la Iglesia católica. ¡Menuda mezcla¡
Música barroca, una de las
grandes pasiones de la Leon. Ella misma ha declarado que este libro salió a la
luz gracias a la intervención de la mezzosoprano Cecilia Bartoli. La cantante le convenció para que realizara uno de sus libros teniendo como centro
argumental a la música barroca y a un músico, Steffani. Y ese amor por la música se nota. “De pronto le dio un vuelco el
corazón. Fue totalmente involuntario: la sorpresa la agarró del corazón bien
fuerte y le tensó la garganta. Encima del montón de papeles descansaba una
partitura en la que unas notas ejecutaban su danza visual sobre las líneas que
corrían de izquierda a derecha. Sin hacer ningún ruido que cualquier otra persona
pudieses escuchar, Caterina empezó a cantar la música línea a línea y escuchó
la melodía del contrabajo y los violines. Cuando pasó la página, vio la letra y
supo que ya no daba voz a los instrumentos, sino que cantaba un aria” Me parece
un lujo que la lectura tenga música.
También aparece una declaración de amor a la música
barroca (yo no veo tantas cosas, pero lo suscribo)
“- ¿Y por qué la música barroca?
¿Por qué no algo más cercano en el tiempo? –preguntó con curiosidad sincera.
- Pero ¡si es moderna! –contestó
ella sin pensar-. Tiene ritmos potentes y melodías pegadizas, y los cantantes
pueden improvisar su propia música. –Al ver que en su rostro se esbozaba un
interrogante, continuó-: Cuando se acercan al final de un aria, pueden cantar
variaciones sobre lo que ha habido anteriormente: o bien se las escribe el
director de orquesta o buscan una partitura que ya incluya las variaciones o se
las inventan ellos mismos.”
Venecia, siempre Venecia. Con
Brunetti (el personaje central de sus otras novelas) y con Caterina (la prota.
actual). La verdad es que las citas sobre plazas, iglesias, calles,
restaurantes, bares...) es tal que se podría hacer una guía turística sobre las
andanzas de los personajes de Donna Leon en Venecia. Seguro que algún sagaza
tour operador está ya diseñando el recorrido. Geografía de la ciudad: Café
Florian, Castello, Vía Garibaldi, Riva dei Sette Martín, Campanrio San Georgio,
La Madonna dell Orto, El Gran Canal.
Vive en Castello. La Biblioteca Marciana con vistas al Palacio
Ducal. Donna Leon vive en Venecia desde
el año 1981 y sigue enamorada de la ciudad. Se nota.
Donna Leon nació en Nueva Jersey,
Estados Unidos, en 1942. Descendiente de familia italiana ¿seguro? Posee un
sentimiento mediterráneo de la vida que cualquiera diría que ella nació en
América. La importancia de la familia, de la comida (italiana sobre todo), de
lo que supone el rato de la comida para un mediterráneo, la calma, el poder
pasear y andar por la ciudad.
No será italiana de nacimiento
pero es buena conocedora de algunos de los tics sociales de arrastramos los
mediterráneos. Esa crítica social, a la vez que aceptación fatal de las cosas,
del funcionamiento de muchos aspectos de la sociedad italiana. Suave pero
aguda.
-
¿Vino la policía? –preguntó Caterina.
-
Por supuesto. Llamé en cuanto vi lo que había ocurrido.
-
¿Y?
- Bueno, lo de siempre –dijo la signora Salvi, como si
tratar con la policía formase parte de
una pesada rutina diaria-. Primero actuaron como si pensasen que lo había hecho
yo y después dijeron que eran críos, que robaban cosas para pagarse drogas.”
“Steffani había sido cura.
Caterina recordaba que también había
estado involucrado en la política de
las cortes donde había trabajado como músico, aunque ¿cuándo no se habían metido
los curas en política?”