29/10/13

Historia 11. El médico alemán, LUCÍA PUENZO

PELÍCULA


¿A QUÉ PROFUNDIDAD PODEMOS ENTERRAR LA VERDAD?


Lo he pasado muy bien. El ir al cine, ver una película y entretenerme con ella, ya es de por sí suficiente para aconsejar la experiencia. Me ha gustado. Pero hay más. Detrás de la historia que se cuenta hay más. Una historia cuasi-histórica, si se puede calificar así a una ficción que nos redirige hacia  una historia real. Una de esas que aconsejaría a los adolescentes, bueno y a cualquiera en general, como medio para meterles el gusanillo de la curiosidad por saber ¿hasta dónde se llegó? ¿Qué hay de cierto? ¿Se puede cerrar los ojos?

El argumento es el siguiente: En el verano de 1960, un médico alemán (Alex Brendemühl) conoce a una familia argentina en la región más desolada de la Patagonia, y se suma a ellos, en caravana, por la ruta del desierto. El viajero no es otro que Josef Mengele, uno de los criminales más grandes de la historia. Esta familia revive en él todas las obsesiones relacionadas con la pureza y la perfección. En especial Lilith, una adolescente con un cuerpo demasiado pequeño para su edad. La fascinación es mutua: en pleno despertar sexual, Lilith siente una inquietante atracción por ese forastero. Desconociendo la verdadera identidad del alemán, al llegar a Bariloche, Enzo (Diego Peretti) y Eva (Natalia Oreiro) lo aceptan como primer huésped de la hostería que poseen, a orillas del lago Nahuel Huapi. Aunque el extraño personaje les genera a los anfitriones cierto recelo, progresivamente se verán seducidos por sus modos, su distinción, su saber científico y sus ofertas de dinero. (FILMAFFINITY)

Hay cosas que funcionan perfectamente dentro de la película. La narrativa utilizada por Lucia Puenzo es tranquila y eficaz.  Nada de las cámaras rápidas con las que se narra la intranquilidad, el desasosiego o el acorralamiento de los personajes en el cine norteamericano, del que por principio no tengo nada en contra, no. Muchos primeros planos de los protas, sus miradas o expresiones, junto con los diálogos en los que no sobra nada, construyen la acción. Y se consigue un ritmo sin estridencias ni aburrimientos, a la europea, cuando Europa acierta. Muy a la europea.

Durante la película, nos lleva de la mano una niña que ha crecido, una forma de mirar inocente, ingenua. Seguimos a la niña y su relación con Mengele y con el entorno. No obstante no es solo una visión de  una niña, si no también la de la niña que ha crecido. Relata, con una voz en off, pocas veces, las justas, lo que recuerda de aquella época. Relata, desvelando poco a poco, la importancia de esa relación breve en el tiempo. Se intuye la gravedad por lo escueto de sus datos, la concreción y elección de los términos, sin anticipar nada hasta su final.

La geografía y el escenario físico en el que transcurre la historia es un personaje más. Paisajes salvajes, duros, implacables, poderosos. Desde la dureza de la ruta del desierto con que comienza la peli, hasta el entorno de la hospedería donde se desarrolla la acción, caminamos hacia un lugar turbio y aislado, a la vez que espléndido. Una mezcla desconcertante.

Poco a poco descubrimos a Mengele. Sus intenciones se nos desvelan casi a la par que los protas entienden quién es y qué significa su aparición en sus vidas. Ese descubrimiento paso a paso contribuye a mantener la atención sobre el personaje y sobre la trama de la historia. Muy interesante ver cómo se van posicionando los miembros de la familia con respecto a él.


La fábrica de muñecas llena de piernas, cabezas, brazos..., el recurso literario y cinematográfico, una metáfora de la visión hitleriana,  y concretamente de Mengele, de la naturaleza física del ser humano. Para no perderla.
Las muñecas deberán ser perfectas e iguales. Repito, perfectas e iguales. De aspecto y naturaleza perfecta y sin capacidad de pensamiento, si no la uniformidad es imposible. Atentos a la escena y diálogos.

El padre, mi héroe.  Dueño de un sentido común que ve e intuye todo, discerniendo rápidamente las actitudes y acciones acertadas de las que no lo son. Incluso, y siguiendo con el tema de la fabricación de muñecas, está empeñado en hacer una muñeca con corazón mecánico palpitante. Lo único que les falta a esas muñecas perfectas e iguales.


Pero también hay otras cosas que se valoran después.  Ya en mi casa, me vienen a la cabeza dos temas que me crean no poca inquietud. Qué poco valoramos la importancia de la educación. No hablo de tenerla o no tenerla, si no del tipo de educación que recibimos. No nos engañemos, siempre es dirigida, pero hay un margen de manipulación que con esfuerzo y capacidad crítica, cuando uno llega a la edad adulta, intenta corregir o reafirmar, lo que cada uno crea conveniente. Y luego hay otra educación de la que es más difícil distanciarse para analizarla, aceptarla y/o rechazarla. En esta está el verdadero peligro.

La segunda cuestión se da de bruces con mi poca capacidad de entendederas cuando tropiezo con un tema absoluta y terriblemente injusto ¿Cómo pudo suceder? Y no me estoy refiriendo a la sin razón de la ideología nazi, que aunque me la expliquen despacio sigo sin entender, quizá debería ser una de esas muñecas de la peli, perfectas e iguales, pero sin el corazón palpitante, para ponerme en el lugar. Hablo de cómo se crearon esos paraísos terrenales en los que pudieran continuar su vida, asesinos de la humanidad, no perdedores de una guerra. ¿Cómo se permitieron? ¿Cómo prosperaron dejando parte de su  legado en zonas tan alejadas de su lugar de origen? ¿Cómo algunos de ellos pudieron escapar de la justicia? Cuántas preguntas con muy pocas contestaciones. En esto, como en todo, las razones políticas -la conveniencia o la inoportunidad, los intereses creados, la geopolítica, la ambición... qué se yo- nos llevarían por una senda complicada y retorcida, pero a buen seguro, muy acertada. Crea un auténtico desasosiego saber que no existe la justicia universal.




(Muy muy aconsejable la película “Anna Arendt” de Margarethe von Trotta (2012), tema relacionado pero con otra aproximación.) 

Historia 11. El médico alemán, LUCÍA PUENZO

HISTORIA



EXILIOS QUE RUBORIZAN A LA HUMANIDAD

Soy como un taco de madera, dura, dura, dura. No me entra en la cabeza. ¿Cómo pudo pasar? ¿Cómo se permitió? Solo tengo preguntas. En esta aproximación a la historia, retomo la perplejidad que ya comenté al hablar de la película. Al terminar la segunda Guerra Mundial, tras la derrota nazi, se organizó la salida clandestina, hacia Sudamérica, de los altos cargos nazis que pudieron escapar de los aliados en los primeros momentos de confusión y reorganización. La organización de esta salida, a la que se llamó “la ruta de las ratas” es ya todo un tema histórico en si mismo, al igual que la creación de un hábitat confortable en algunos países sudamericanos en los que muchos nazis vivieron sin rendir cuentas a la justicia. Insisto ¿cómo pudo pasar? ¿Incompetencia, desinterés? ¿Comprensible en el caos generado después del suicidio colectivo de Europa? ¿Cerrar los ojos era lo pertinente en aras a cimentar una paz duradera? ¿La política que torna lo inadmisible en conveniente? ¿O es el triunfo de la  ley del más poderoso, el más influyente, el mejor situado? Qué alguien me lo conteste.


Comenzamos enmarcando, por el principio, con el final de la segunda Guerra Mundial.  Inmediatamente se produce la salida de Europa de los nazis,  video de  la llamada "Ruta de las Ratas".




La persecución de los nazis


Cazadores de nazis. Mengele




Historia 11. El médico alemán, LUCÍA PUENZO

LITERATURA



EL PLACER DE FABULAR Y LA OBLIGACIÓN DE INVESTIGAR 

Es una cuestión de gustos, el por dónde empezar. Comenzar por la ficción para seguir con la realidad, o quizás, todo lo contrario. En esta ocasión, voy a empezar por la ficción, si no lo hago así, la realidad me aplastará con su implacable certeza y me dejará sin aliento para nada más.


Fabulando
En esta ocasión, podemos ir a la fuente. Gran oportunidad y lujo unidos. La directora de la película “El médico alemán” también es la autora de la novela en la que se basa la peli, “Wakolda”

Wakolda de Lucía Puenzo (2013)

En su camino hacia la Patagonia en 1959, un científico alemán conoce a una familia que lo acoge en su nuevo hostal. Pronto el interés entre ellos crece aunque la familia ignora que este hombre sofisticado y culto no es otro que el criminal nazi Josef Mengele, perseguido por el servicio de inteligencia israelí. Su carisma y misterio seducen sobre todo a la hija, cuyo físico a su vez fascina al médico. Lilith es una adolescente rubia, de piel muy blanca y grandes ojos azules, casi perfecta para Mengele, pero que apenas mide algo más de un metro. En Lilith, como en las muñecas de asombroso ideal estético ario que fabrica artesanalmente el padre, Josef revive todas sus obsesiones sobre la pureza y la perfección. Lucía Puenzo combina las referencias históricas en una original e inquietante ficción en la que explora las fronteras entre el bien y el mal y muestra, con sutilidad, el horror de los más oscuros pensamientos de un hombre. (Lecturalia)

Odessa de Frederick Forsyth (1972)

La historia comienza el 22 de noviembre de 1963, el día en el que John F. Kennedy fue asesinado. Un joven reportero alemán acierta a ver una ambulancia en una carretera. Persigue a la ambulancia y descubre que lleva a un anciano judío, sobreviviente del holocausto, que se acababa de suicidar. El reportero obtiene el diario del hombre, que contiene información sobre su vida en los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, y los nombres de los miembros de las SS  que controlaron los campos. Él se propone cazar a un Nazi que es mencionado en el diario, no solamente para tener tema para una portada sensacionalista, sino también por una razón personal más seria: su padre, un capitán sumamente condecorado de la Wehrmacht, fue matado a tiros por un oficial de las SS durante un altercado de guerra. Él cree que el Nazi que figura en el diario es el que que mató a su padre, lo cual comprueba ser verdadero lo interroga a punta de pistola. Simon Wiesenthal, investigador histórico en la vida real de criminales de guerra Nazis, tiene una breve aparición como un personaje de la novela. (Lecturalia)

Una llama misteriosa de Philip Kerr (2009)
La acción transcurre entre Berlín 1932 y Buenos Aires 1950, es decir la Alemania en la antesala del nazismo y la Argentina de Perón y Evita. El argumento introduce con audacia la presencia de los criminales de guerra nazis en la Argentina, con la posibilidad de utilizar Paraguay o Chile como segundo destino.
Lo atractivo del libro es que integra aspectos de una buena novela histórica con lo mejor del estilo de la novela negra: el cinismo del protagonista, el humor negro de los diálogos o la consideración del personaje como un mero peón con la continua sensación de que la partida le puede pasar por encima en cualquier momento. La parte histórica es realmente impactante, figuras como Mengele, Eichmann o Kammler producen verdaderos escalofríos. Y bueno, el propio Perón tampoco queda bien parado. Aparte de acoger criminales de guerra y eliminar opositores políticos, queda retratado tanto por su estrategia de apoderarse de los fondos nazis en Suiza y ordenar la destrucción de documentación relacionada con el genocidio judío en la propia Argentina, como por su inclinación hacia las jovencitas menores de edad. No se trata de meras invenciones literarias, Philip Kerr se basa en los trabajos de Uki Goñi, Gerald Posner y John Ware, que se citan en una nota al final del libro.(IguAnalista)


 Investigando
La tarea de investigación es un quehacer apasionante. Bucear y descubrir asuntos olvidados u ocultos, todo un desafío. No obstante, cuando el tema a tratar es como éste, la investigación  se convierte en algo absolutamente necesario. Necesario para conocer hasta donde ha llegado el ser humano, cuáles son algunos de nuestros episodios más negros. No pierdo la esperanza. Puede que peque de ingenua al creer que el conocer nuestro pasado nos da una oportunidad de no repetirlo. ¿Los americanos hubieran invadido Irak si el presidente Bush hubiese leído a Napoleón? En fin, los hechos son lo que son, pero yo no pierdo la esperanza. Tiene que servir. He leído en alguna parte que los colegios alemanes tienen como actividad complementaria obligatoria para todos sus niños, la visita a un campo de exterminio.



La auténtica Odessa. La fuga nazi a la argentina de Perón de Uki Goñi (2002)
Es sabido que Adolf Eichmann --el hombre que organizó las deportaciones de judíos de toda Europa a los campos de exterminio--, Josef Mengele --el médico de las SS en Auschwitz--, Erich Priebke --el oficial de las SS responsable de la matanza de rehenes italianos en Roma-- y muchos otros criminales de guerra hallaron refugio en Argentina. Entre ellos se incluían fascistas croatas, colaboracionistas belgas y pronazis franceses. Pero ahora, por primera vez, un valiente escritor argentino revela de qué modo se organizaron los mecanismos de fuga, con el apoyo entusiasta del propio presidente Juan Domingo Perón. Goñi describe el antisemitismo prebélico de la élite argentina y documenta los primeros contactos entre Perón y los nazis. Basándose en archivos inéditos de la inteligencia estadounidense, en documentos de archivos europeos recientemente descubiertos y en entrevistas con las personas implicadas, Goñi explica cómo en 1944 empezaron a llegar a Madrid agentes del servicio secreto de Himmler con el fin de preparar una ruta que permitiera la huida de Alemania a los nazis derrotados. En 1946, el operativo se trasladó a Buenos Aires, donde actuó desde el palacio presidencial, extendiendo sus tentáculos hasta Escandinavia, Suiza e Italia. Entre otras revelaciones, el libro denuncia el papel del Vaticano, de la Iglesia católica argentina y del propio gobierno del país, cuando se alcanzó un acuerdo secreto en Roma para la fuga de criminales de guerra franceses y belgas a Argentina. El autor revela que las autoridades suizas permitieron el tránsito ilegal de nazis a través de su territorio, y explica de qué modo el oro del tesoro público croata, en parte procedente del saqueo de las 600.000 víctimas judías y serbias del régimen, acabó en Argentina. Los descubrimientos realizados en este fascinante libro, fruto de una meticulosa investigación, son, en definitiva, de una gran trascendencia. 

Odessa al Sur de Jorge Camarasa (2012)
Al final de la Segunda Guerra Mundial, América del Sur se convirtió en albergue y hogar para decenas de miles de alemanes, austríacos y croatas que huían de la Europa arrasada. La Argentina fue para la mayor parte de ellos puerto de llegada y también destino privilegiado. Legalmente documentados o con papeles falsificados, entre esa multitud llegaron miles de nazis y centenares de criminales de guerra. Algunos de sus nombres, años después, serían titulares de los principales diarios del mundo: Adolf Eichmann, Joseph Schwammberger, Walter Kutschmann, Klaus Barbie, Joseph Mengele, Erich Priebke, Ante Pavelic, Gerhard Bohne, Dinko Sakic. Tras una paciente y minuciosa investigación, Jorge Camarasa revela en Odessa al Sur los entretelones de la compleja operación que aseguró el éxito de esa inmigración inquietante, quiénes apoyaron a los exiliados, qué actividades desarrollaron en el país, con qué regímenes y gobiernos se comprometieron. Tuvieron que pasar más de seis décadas para que los argentinos empezáramos a asimilar el papel que nuestro país desempeñó en la protección de esos criminales, así como los costos políticos que trajo aparejados esa terrible aventura

Mengele de John Ware y Gerald Posner (2005)

John Ware, productor de televisión londinense, se vio implicado en el caso Mengele en 1977, cuando preparaba un documental para el programa "World in Action" de la cadena Granada TV. En 1984, Gerald L. Posner y John Ware aunaron su talento y tesón para llevar a cabo una exhaustiva investigación cuyo resultado es esta biografía definitiva del medico alemán.
Los científicos nazis en la Argentina 
de Carlos de Napoli (2008)
La fuerza destructora del nazismo no hubiera sido posible sin el aporte de un grupo de relevantes científicos alemanes. Tanto en el frente de batalla como en los campos de concentrción, el aporte de sos hombres, y de las empresas para las que trabajaban, fue decisivo durante años. No lograron que Hitler ganara la guerra pero perfeccionaron la estrategia para el exterminio de millones de judíos, experimentando con prisioneros y desarrollando armas de destrucción masiva. Sin embargo, terminada la contienda, muy pocos fueron juzgados y las penas fueron muy leves. Rápidamente los países vencedores se llevaron a los más eminentes para trabajar en su beneficio. Un grupo de ellos llegó a la Argentina amparados por el gobierno de Perón. La lista incluye un premio Nobel, a un incipiente científico nuclear, a otro aeronáutico y hasta el siniestro médico, Josef Mengele, "el angel de la muerte". En este libro, Carlos de Napoli, autor de otras dos obras sobre la penetración nazi en Argentina, analiza el rol relevante de los científicos al servicio del nazismo y como el resto del mundo "aprovecho " esa experiencia una vez terminada la guerra. La Argentina no fue la excepción.



Historia 11. El médico alemán, LUCÍA PUENZO

ARTE





LA SENSIBILIDAD DE LOS INSENSIBLES




He leído que Mengele tuvo una buena formación y que le gustaba el arte y la música. Si fue así, su sensibilidad y empatía debió educarse tanto como si dicha formación la hubiera recibido un ladrillo. Peor, utilizó sus conocimientos para lograr sus propósitos y lo demás resbaló sobre él sin empaparle.

La cultura y  el arte, en concreto,  es un tema manipulable. La cúpula nazi, como tal,  estaba interesada en el fomento de las artes. Pero no un arte cualquiera sino un arte que ha recibido el nombre nada original de arte nazi. Fueron obras de arte por y para el régimen y esto ya me plantea una primera duda. Entiendo los objetivos e implicaciones políticas de algo así, pero  pelín tramposo es un arte dirigido y nada espontáneo. Si una obra de arte tiene como objetivo prioritario ser propaganda de un ideario concreto, dictado desde el poder, aunque en su apariencia tenga ambiciones estéticas, para mí tiene más valor histórico que artístico. Si la obra únicamente va dirigida a la razón, al pensamiento único y no queda nada para la parte emocional, personal  e irracional, la función y fundamento de la misma queda muy disminuida. No obstante, no está de más echar un vistazo,  más para comprender que para sentir. 
Video de la obra de Josef Thorak, Nacionalsocialismo

Y en relación con esto me tropiezo con un tema curioso, como puro ejercicio de reflexión. Gran parte de la elite nazi organizó el robo y expolio de obras de arte de numerosos museos europeos y colecciones particulares. Grandes obras de arte que contenían ideas y expresaban formas de vivir y sentir muy alejadas de la ideología nazi. Entonces ¿qué sensibilidad realmente tenían, la que pregonaban y les era útil u otra a la que se rendían ante la evidencia de su valía pero a la que únicamente ellos creían estar capacitados para comprender? Vida pública y/o vida privada. Adoctrinamiento y/o disfrute personal. 

 El museo de Hitler

El expolio de Europa

Y acabo con el tema trascendente, el que más me interesa y para el que no tengo ni vías de aproximación.  ¿La educación es el método infalible para hacer mejores personas? ¿El educar la sensibilidad nos hace mejores? Siempre he pensado que sí, que así es para la inmensa mayoría de las personas. No obstante, y la tozuda historia así lo constata,  no hay regla sin excepción. Depresión total. Pero Aurelio Arteta, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco, viene en mi ayuda: “Si la presencia de valores establece una jerarquía entre las acciones y entre las personas que los encarnan, los valores mismos se disponen entre sí también según un orden de preferencia, y el valor moral ocupa la cúspide. A su lado palidecen un tanto la sabiduría, la creación artística o el carisma público: el hombre más bueno, el santo, marcha por delante del sabio, del genio o del gran estadista” Valores, valores, valores morales y educación.


Historia 11. El médico alemán, LUCÍA PUENZO

MÚSICA

MÚSICA SIN OSCURAS INTENCIONES



Incluso las situaciones inquietantes, turbias, dañinas tienen su banda sonora,  y eso que la música no sabe ni entiende de maldad ni de crueldad encubierta. Es neutra en sus intenciones, se resiste a ser manipulada, va dirigida al sentimiento y no a la razón, y su alcance es internacional, sin barreras geográficas o de edad, llega a todo el mundo. Pocas creaciones humanas tienen su alcance e intensidad.

Pues bien, empecemos por el principio, la apuesta de la directora Lucia Puenzo. Su película tiene la música de Daniel Tarrab y André Goldstein.




Una naturaleza salvajemente dura y bella en la que el hombre se encuentra insignificante, desvalido, junto con  interiores arquitectónicos inquietantes. Esos escenarios son en los que se mueven los protagonistas ¿el mundo de Philip Glass y su Metamorphosis 2?

Algunos de los personajes de la peli seguro que apreciarían la fuerza y belleza de las obras de Wagner (Ride ofthe Valkyries), autor ensalzado por la ideología nazi (Woddy Allen, con ese sentido del humor ácido del que hace gala, ha comentado en alguna ocasión que oyendo a Wagner le entran ganas de invadir algún país). Otros, seguramente, se quedarían con los ritmos y la calidez de otras piezas con una sonoridad quizás más próxima, Huapango de José Pablo Moncayo


Y, aprovechando el poder de la música, yo en aquellas cumbres majestuosas escucharía al piano de Havasi y su Lacrimosa, triste y esperanzada aún tiempo.

Pero hay que terminar  con la cabeza bien alta, mirando hacia delante, digiriendo todos los asuntos turbios del mundo y confiando ¿qué si no? ¡Ayúdanos Coldplay!



Mil gracias a mi colaborador