14/2/14

Mensajeros del cambio

Imperdibles


MENSAJEROS DEL CAMBIO 

Jardineros, los he visto peinar árboles. La primavera se acerca. Estaban podando las ramas secas o inútiles de los árboles a los que hay que poner guapos este año. En seguida la ciudad se vestirá de verde, rojo, amarillo, rosa.... Los árboles ciudadanos, mimados y bien acicalados, ya se preparan a pintarlo todo de verde con sus brotes a punto de nacer, y pronto cuento con estos marcadores del cambio, armados con tijeras y palas,  para que tiñan de color parterres, medianas y rotondas  con tulipanes de todos los colores y pensamientos de múltiples tonalidades. Una fiesta de color y vida se prepara entre el adoquinado.

Hubo un tiempo en que el trabajo de los jardineros no era tan inocente como pueda parecerse,  el poder hablaba a través de ellos. El Barroco se empeñó en dominar, racionalizar y ordenar la Naturaleza en sus jardines.  En ese intento por perfeccionar, doblegar y usar lo natural en beneficio propio, los franceses e italianos, tuvieron distintas expresiones. Bernini en Roma se empeñó en introducir el elemento natural en la ciudad, eso sí de forma controlada, y sus fuentes (Fuente del Tritón o Los cuatro ríos), de forma decorativa, aportaban el frescor, movimiento y salvajismo del agua corriendo. Pero será la forma de entender el jardín de los franceses la que me deja impresionada. Esas figuras geométricas vegetales, ordenadas, medidas, espléndidas, expresan del poder de su patrocinador, el poder real. Un ejemplo claro. A nadie se le escapa, si ha tenido la fortuna de pasearse por los jardines de Versalles, que Le Nôtre, al plantear todo ese sistema de jardines y fuentes, tenía como objetivo primero que toda esa naturaleza estuviera al servicio del hombre. Colores, formas y perspectivas que crean espacios infinitos diseñados para contemplarse desde un lugar privilegiado. Lo natural al servicio de la magnificencia del poder.


En la actualidad, estoy segura que algún cargo público todavía está pensando en expresar su saber hacer a través de magníficos o megalómanos parques urbanos. No obstante,  creo que mayoritariamente el trabajo de los jardineros públicos está mediatizado por la sensibilidad medio ambiental del ayuntamiento de turno y/o su solvencia económica. No obstante, mientras disfruto del diseño y esmero de este nuevo año vegetal, voy a estar atenta por  si la municipalidad me transmite alguna consigna subliminal

Consciente de lo anterior, me quedo con  el puro deleite que supone ver renacer, otro año más, esas ramas rugosas y pardas, mientras mi ojos saltan de flor en flor, como cada temporada. Los jardineros siguen en su vano intento de dominar, racionalizar y urbanizar esa naturaleza que cada año brota. Y mientras lo intentan, sin ser conscientes de ello, nos obligan a comprobar el paso del tiempo, con esa forma cíclica que tiene la naturaleza de realizar cambios en la permanencia.


Tópico y muy bonito.