29/12/15

Historia 37. Nadie quiere la noche

Película
PUREZA
Josephine Peary (Juliette Binoche), cansada de esperar la vuelta a casa de su marido Robert Peary y deseosa de compartir con él las glorias de sus exploraciones en su camino hacia el polo norte, decide ir en su busca. Esa es la anécdota que da inicio a la historia, basada en hechos reales.  También se podría decir que el nudo central de la historia lo sustenta un duelo a muerte entre la fortaleza y la fragilidad, entre naturaleza y voluntad humana, e incluso podríamos fijarnos en lo que dice Gabriel Byrne en su papel de explorador. Byrne encarna a uno de esos especiales individuos dotados de una gran sensibilidad y resistencia, un personaje escasamente capacitado para las relaciones sociales, que intentando explicar las razones que le anclan en esos parajes remotos, en condiciones tan duras y en una sociedad completamente ajena a la propia, él simplemente alega: pureza.

Me atrae especialmente el relato de la lucha terrible que se entabla entre dos mujeres, Josephine (Juliette Binoche) y una mujer esquimal (Rinko Kikuchi), y el medio natural. Entre la voluntad, la energía con  un punto de locura, y la fragilidad del ser humano en situaciones extremas que impone una naturaleza que se muestre como lo que es una fuerza insensible y magnífica. El hecho de que sean dos mujeres, provenientes de  culturas diferentes, actuando en situaciones límite, añade un rasgo interesante a la historia.

Aunque la fragilidad y la fortaleza también son características del otro personaje fundamental de la peli: la naturaleza ártica. Medio natural duro en cualquier época del año, se vuelve intratable y asesino en el invierno. Pero, al mismo tiempo, esa naturaleza fantástica  está mostrando su fragilidad ante el avance de los humanos. Esto resulta evidente si se compara la situación del Ártico en la época en la que se desarrolla la peli y hoy.

Isabel Coixet ha traducido la historia en imágenes de una forma muy hermosa, el trabajo de Jean-Claude Larrieu (fotografía) es fabuloso. Así ha grabado paisajes infinitos de blancos cegadores, más que lugares geográficos parecen escenarios en los que dejar volar la imaginación; trineos oscuros tirados por perros que resplandecen en el entorno y marcan el camino en el mar blanco; el vestido rojo de la Binoche que la señala como una nota discordante, una rareza que pide un lugar en un entorno ajeno.

Hay dos escenas que por su contenido contrastan y se complementan. En una de ellas, un grupo de exploradores americanos comen, entre ellos Josephine, y hablan sobre las expediciones y la colaboración de los Inuit en ellas. La otra, un abrazo largo entre Josphine y la mujer inuit.


El ritmo de la historia de la Coixet es el que requiere la acción, dándonos la información en las dosis adecuadas hasta llegar al final que redondea la peripecia. A todo ello hay que unir la oportunidad de ver a Juliette Binoche que siempre es un lujo. 

             

Historia 37. Nadie quiere la noche

Historia


¿AVENTURA, LOCURA, OBSESIÓN?
Nostalgia por una época finiquitada, acabada, extinta. Un momento histórico en el que la Tierra era más grande que lo que realmente es. Estaba llena de lugares mágicos y poblada de seres que solo podían existir en la imaginación. Un espacio geográfico ilimitado que ofrecía la oportunidad  de descubrir  tesoros de toda naturaleza.

La oportunidad de llenar, completar y redibujar esos vacíos que aparecían en los mapas; de inscribir el propio nombre con letras doradas en los libros ilustres de hombres, y mujeres, únicos. Esos personajes especiales, por escasos,  poseedores de cualidades poco habituales. Esa cuadrilla de locos, algunos fantásticos y otros odiosos, pero todos fuera de lo común, capaces de arriesgarlo todo, y si digo todo es todo, vida incluida, por llegar allá donde nadie había llegado. ¿Curiosidad insaciable, ansia de conocimiento infinita, servicios impagables a la patria, egos incontrolables, obsesiones desordenadas, locas? Todo eso seguro, y más.

El tiempo de esos hombres y mujeres ha terminado. No creo que quede sobre el terreno que pisamos ninguna gesta comparable a los de ellos. Parece que será el espacio exterior lo próximo, y ahí, los retos son descomunales, pero el arrojo y la determinación de sus protagonistas será la misma.

Puede que el personaje de Josephine Peary sea incluso más interesante que el mostrado en la película, con más zonas oscuras y luminosas.

También será bueno echar un vistazo al marido de la heroína, el señor Peary y su hazaña.

                             
Aunque la hazaña es moderna y la tecnología determinante en su desarrollo, es bueno hacerse una idea de las dificultades y restos de una aventura similar a la de Peary pero en versión moderna.
                                

Final con humor, porque no se pierde nada riéndose de todo.
                                

Historia 37. Nadie quiere la noche

Libros
AVENTURAS DESDE EL SILLÓN
Antes de nada, los protas, lo que tienen que decir, que aquí tenemos la suerte de poder ir a las fuentes de primera mano, para luego abrir el foco. Josephine Peary además de intrépida y cabezota tenía una costumbre encantadora, a saber: escribir sus impresiones y andanzas

My Arctic Journal: A Year among Ice-Fields and Eskimos by Josephine Peary
Wife of self-proclaimed North Pole discoverer Robert Edwin Peary, Josephine Peary was the first woman apart from the Inuit to take part in an Arctic expedition. My Arctic Journal, unavailable for nearly a century, is Peary's memoir of the time she spent, from June of 1891 to August of 1892, accompanying her husband and his exploration party across the northernmost expanses of Greenland. Peary recounts in detail the hardships of life in the frozen North, and describes at length the customs of the Inuit natives, among whom she spent a great deal of time. She also tells of her experiences hunting near the top of the world, and gives her impressions of the other members of the expedition, who included explorers Dr. Frederick Cook and Matthew Henson. Richly illustrated and written with candor and emotion, My Arctic Journal is a unique gem of an exploration memoir




New York: Frederick A. Stokes Company, 1901





Secrets Of Polar Travel  by Robert E. Peary
In my book The North Pole appeared a brief resume, or synopsis, of my system of arctic exploration, which was the evolution of years of continuous practical work and experience in extreme high latitudes, wherein everything that could be thought of in the way of perfecting arctic methods and equipment was worked out. Ideas that in the mind or on paper appeared promising were tested relentlessly under the most hostile conditions. Those that failed under the test were abandoned, and those that gave evidence of containing some meat were perfected, until at last the entire subject of perfected equipment and methods, combined with the thorough knowledge of all conditions to be encountered gained through years of experience, compelled success. This was the resume: The so-called Teary System is too complex to be covered in a paragraph, and involves too many technical details to be on tlined fully in any popular narrative. But the main points of it are about as follows: To drive a ship through the ice to the farthest possible northern land base from which she can be driven back again the following year.

A continuación, nos podemos informar, de una forma más o menos objetiva sobre el ártico, sus expediciones, condicionantes, coyunturas…

El Ártico. Exploraciones, descubrimientos, aventuras y superación en el extremo norte de la Tierra,  Matti Lainema, Blume 2010
Más allá de las fronteras del mundo conocido. Más de dos mil quinientos años de exploraciones en el Ártico, desde los primeros navegantes de la Antigüedad y los grandes viajes navales y mercantiles en busca del paso del noroeste y el paso del nordeste, hasta la conquista del Polo Norte e incluso después.
Datos y descripciones sobre un lugar fascinante e inspirador, fuente de dramas humanos debido al duro paisaje y las condiciones extremas, y sobre sus protagonistas, ansiosos de romper fronteras, y deseosos de ampliar el comercio, aumentar su conocimiento científico, buscar el dominio internacional, obtener fama individual y conquistar nuevos recursos naturales.

La conquista del Polo Norte,  Fergus Fleming
Desde comienzos del siglo xix, el Polo Norte encendió la imaginación y avivó el deseo de exploración y conquista de numerosos aventureros, científicos, expedicionarios o simples lunáticos, que sin duda veían en aquel lugar geográfico algo más que «un punto sin extensión, magnitud o grosor alrededor del cual gira el eje terrestre». Se rumoreaba que aquellos inaccesibles parajes escondían una misteriosa isla de basalto; otros sostenían la existencia de un inmenso mar cálido, y fueron muchos los que arriesgaron la vida con tal de acercarse a los ansiados 90º de latitud norte.En esta trepidante y absorbente crónica, seguimos los pasos de exploradores como John Franklin, Elisha Kent Kane, Fridtjof Nansen o Robert Edwin Peary, quien supuestamente fue el primer ser humano que pisó el polo en abril de 1909. En estas arriesgadas travesías, más de un jefe expedicionario desapareció para siempre con toda su tripulación en aquellas desoladas regiones; otros sobrevivieron a duras penas al escorbuto, a la congelación de manos y pies, a temperaturas de casi 70º bajo cero, a los mares helados y a sus propios delirios de grandeza. Basándose en el vívido testimonio de los diarios de a bordo, en los relatos periodísticos de la época y en una exhaustiva documentación, Fergus Fleming reconstruye en estas páginas una de las últimas epopeyas de la humanidad, en la que se mezclan rivalidades internacionales, afán de aventuras y el heroísmo más desinteresado.

Y acabo con mi adorado Javier Reverte con el que hace ya algún tiempo, disfrute, como acostumbro con él, viajando por estas latitudes. Literatura de viajes de la buena.

En mares salvajes, Javier Reverte
En el verano de 2007, los hielos se abrieron por vez primera en el paso del Noroeste, una ruta marítima del norte canadiense que une el océano Atlántico con el Pacífico a través de aguas árticas. Un año después, el autor del libro encontró pasaje en un barco oceanográfico ruso, uno de los primeros que acometían la aventura de cruzar el Paso. En el curso de trece días fue testigo de la violencia del océano en aquellas salvajes latitudes cercadas por el hielo y de las condiciones de extrema dureza en las que viven los pocos habitantes de las regiones boreales. Este es el relato de un viaje que empezó en Ottawa, Canadá, un mes antes de la navegación, y terminó, cu.atro semanas después, en Edmonton, en el mismo país. Con su estilo inimitable, Javier Reverte nos describe las regiones que recorre y las gentes que se encuentra en el camino, al tiempo que mezcla su periplo con la historia de las épicas exploraciones de tiempos pasados, rastreando los pasos y las hazañas de John Franklin o Roald Amundsen, entre muchos otros..Un retrato actual de una región que está sufriendo profundos y acelerados cambios climáticos, cuyas consecuencias tendrán serios efectos tanto en la política como en la economía y el medio ambiente...«Uno quisiera estar a bordo de ese buque.»Eduardo Riestra,.ABC Cultural..«Un libro apasionante que logra retrotraernos a un lugar que no es la infancia pero se le parece mucho.»



Historia 37. Nadie quiere la noche

Arte
ARTE INSPIRADO EN EL FRÍO
Son joyas de bolsillo. Poseen la frescura de lo inmediato. Testimonios directos, el resultado del impacto recibido al ver paisajes, personas, animales, situaciones, objetos… que llenan poderosamente la atención del viajero-artista. Al estilo de la sensibilidad japonesa que admira la belleza de la imperfección de sus cerámicas, son maravillas inexactas, fabulosas en su incorrección, fruto del momento o la urgencia. Por todo ello son joyitas únicas, personales, irrepetibles, hechas en una determinada circunstancia ante un determinado estímulo. De los cuadernos de viaje, con categoría de tal, me gusta hasta la caligrafía pues habla de su autor sin pretenderlo, de su personalidad, de su estado de ánimo. Si además, el autor escribe con la suficiente gracia como para ser leído por puro placer, el cuaderno de viaje es todo un regalo.

Bien, centrándonos en esos dibujos maravillosos que inspiran el frío, en formato cuaderno. A modo de introducción, un buen paseo por un publicación que recoge cantidad de talento y viaje.
La aventura de los polos.
Cuadernos de viajes de grandes exploradores
































La fotografía de los fríos polares tiene entre sus mejores representantes a Frank Hurley. Hurley realizó algunas de las mejores fotografías de la Antártida  (lo sé, no es el Ártico, pero su temática y belleza me disculpa de la trasgresión) en la expedición de Shackleton de la que formó parte. Un ejemplo clarísimo de como el blanco y negro en fotografía puede llegar a ser arte indiscutible (aprovecho para aconsejar la lectura de Atrapados en el hielo de Caroline Alexander, apasionante)








               


Termino con una rareza ¿rareza?, no una arquitectura polar que marca la pauta hacia el futuro. Hugh Broughton ha diseñado una construcción, otra vez en la Antártida, que parece estar inspirada en los relatos de ciencia ficción. Sobre los hielos polares destaca como un ciempiés colorido que se hubiera despertado un día fuera de lugar. No se parece a nada diseñado en las regiones polares, ni las costrucción inuit totalmente adaptadas al entorno, ni a las bases científicas instaladas anteriormente le inspiran. Con afán de funcionalidad y estéticamente único, se admira obligatoriamente.


         

Historia 37. Nadie quiere la noche

Música
MÚSICA PARA ENTRAR EN CALOR, 
O NO.
Empezamos pegando fuerte. Música inuit, para oídos acostumbrados a la musicalidad de vientos, tempestades, crepitar de hielos, requiebros de focas, leones marinos y osos.
                  

Pero yo que tengo el oído asquerosamente occidentalizado, no me veo tanto en el iglú de la prota inuit, asomando la cabeza para escuchar la natura, como en la casita de madera que le sirve de refugio a la señora Peary, con una gramola. Allí mirando por la ventana, a resguardo, sí. 

           

¡Oye, qué relajo cuando la naturaleza se porta!
          

Sigo igual, para compensar las tempestades
                           

He intentado no acabar con un bailongo (la historia no lo requiere), pero quién se resiste cuando es la fauna la que propone...

                        

Mil gracias a mi colaborador

¡Qué pereza!

¡Qué pereza!

14/12/15

Física para soñadores


Parece que fue ayer. Casi. El 25 de noviembre se han cumplido los 100 años desde que Einstein exprimió un poco más sus meninges publicando la Teoría de la Relatividad General. Genuflexión. Pausa valorativa.

Todo intuitivo. Ningún conocimiento fiable. Esa es la historia de la relación que mantengo con la física. Pero esto se va a acabar. Este centenario marca un punto de inflexión en mi ignorancia científica. Me pongo manos a la obra para subsanar deficiencias.  Para ello, he empezado por el principio. Tiene que ser claro y sencillo, asequible.  Mi profe en la distancia es Steven Weinberg (físico teórico y Premio Nobel de Física) y su libro Explicar el mundo. El descubrimiento de la ciencia moderna. (muy pero que muy interesante, aunque a la parte de Notas Teóricas no he podido hincarle el diente, en fin)

A continuación, he pensado hacer honores al homenajeado.  He bajado el listón pensando asegurar el éxito y he elegido una colección rabiosamente divulgativa de la editorial Blume, bien: Einstein. Su vida, sus teorías y su influencia.  (Mi autoestima está en una situación difícil)

Voy paso a paso y ya van surgiendo certezas. En concentrada fascinación me encuentro. Existe todo un mundo invisible en el que se desarrolla una coreografía fija a un ritmo frenético, “la danza de la mota de polvo evolucionando por el aire”, algo así. Einstein formuló una ecuación matemática, la relación de Einstein, mediante la cual se puede medir la distancia que recorre una mota de polvo por el aire como resultado de las colisiones con los átomos de aire.  Primera perla: bailoteo invisible en el medio aéreo.

La seca realidad, en ocasiones, se muestra como el más imaginativo de los poetas.  A quién sino a ellos  se les ocurriría que un minuto, una hora, un año, no duraran lo que acostumbran.  Pues hete aquí que a los físicos con gran imaginación, también.  Incluso, algunas pobres criaturitas, que vivimos en aceleración constante, igualmente nos gusta pensar que el tiempo va a dar más de sí según nuestra conveniencia y el tamaño de la lista de cosas pendientes. Oigan que no. Error. Pues bien, llega Einstein y demustra que el tiempo es una dimensión relativa, aunque mientras no consigas moverte a la velocidad de la luz, el tiempo tiene el mismo ritmo de siempre y  que lo único que podemos sacar es un ataque cardíaco en toda regla. El día que consigamos esa velocidad, todo cambiará. Incluso la eterna juventud estará más cercana puesto que envejeceremos más despacio. Si uno se embarca en un viaje espacial viajando años a la velocidad próxima a la de la luz, al volver a la Tierra habrá envejecido menos que los que no pudieron irse de vacaciones. Segunda perla: el tiempo es relativo.

A modo de experimento y comprobación, que para algo estoy enredada con la ciencia, voy a hacer una pequeña prueba. Para ello me voy a servir de un plato hermoso que tengo y que utilizo para dar la vuelta a la tortilla de patatas.  Tendré que imprimirle una velocidad de giro que se aproxime a la de la luz (estoy pensad cómo) Mientras doy solución a esa pequeña eventualidad, contaré lo que sucederá. La circunferencia exterior al girar se  contraerá por la velocidad, pero el radio de ésta no variará. Curioso, eh? Esto que le va a suceder a mi plato tortillero, le llevó a Einstein en su Teoría General de la Relatividad a demostrar que masa y energía pueden deformar el espacio y el tiempo. Tercera perlita: el espacio se curva y deforma.

Minutos de duración variables; choques y colisiones descomunales entre partículas invisibles; espacio que se deforma según la marcha que tenga. Todo es de un poético y onírico que me deja confusamente encantada. Así, no es de extrañar que un buen día Einstein se descolgara con esta dulce piruleta “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado” ¿Quién da más?