29/12/15

Historia 37. Nadie quiere la noche

Película
PUREZA
Josephine Peary (Juliette Binoche), cansada de esperar la vuelta a casa de su marido Robert Peary y deseosa de compartir con él las glorias de sus exploraciones en su camino hacia el polo norte, decide ir en su busca. Esa es la anécdota que da inicio a la historia, basada en hechos reales.  También se podría decir que el nudo central de la historia lo sustenta un duelo a muerte entre la fortaleza y la fragilidad, entre naturaleza y voluntad humana, e incluso podríamos fijarnos en lo que dice Gabriel Byrne en su papel de explorador. Byrne encarna a uno de esos especiales individuos dotados de una gran sensibilidad y resistencia, un personaje escasamente capacitado para las relaciones sociales, que intentando explicar las razones que le anclan en esos parajes remotos, en condiciones tan duras y en una sociedad completamente ajena a la propia, él simplemente alega: pureza.

Me atrae especialmente el relato de la lucha terrible que se entabla entre dos mujeres, Josephine (Juliette Binoche) y una mujer esquimal (Rinko Kikuchi), y el medio natural. Entre la voluntad, la energía con  un punto de locura, y la fragilidad del ser humano en situaciones extremas que impone una naturaleza que se muestre como lo que es una fuerza insensible y magnífica. El hecho de que sean dos mujeres, provenientes de  culturas diferentes, actuando en situaciones límite, añade un rasgo interesante a la historia.

Aunque la fragilidad y la fortaleza también son características del otro personaje fundamental de la peli: la naturaleza ártica. Medio natural duro en cualquier época del año, se vuelve intratable y asesino en el invierno. Pero, al mismo tiempo, esa naturaleza fantástica  está mostrando su fragilidad ante el avance de los humanos. Esto resulta evidente si se compara la situación del Ártico en la época en la que se desarrolla la peli y hoy.

Isabel Coixet ha traducido la historia en imágenes de una forma muy hermosa, el trabajo de Jean-Claude Larrieu (fotografía) es fabuloso. Así ha grabado paisajes infinitos de blancos cegadores, más que lugares geográficos parecen escenarios en los que dejar volar la imaginación; trineos oscuros tirados por perros que resplandecen en el entorno y marcan el camino en el mar blanco; el vestido rojo de la Binoche que la señala como una nota discordante, una rareza que pide un lugar en un entorno ajeno.

Hay dos escenas que por su contenido contrastan y se complementan. En una de ellas, un grupo de exploradores americanos comen, entre ellos Josephine, y hablan sobre las expediciones y la colaboración de los Inuit en ellas. La otra, un abrazo largo entre Josphine y la mujer inuit.


El ritmo de la historia de la Coixet es el que requiere la acción, dándonos la información en las dosis adecuadas hasta llegar al final que redondea la peripecia. A todo ello hay que unir la oportunidad de ver a Juliette Binoche que siempre es un lujo. 

             

Historia 37. Nadie quiere la noche

Historia


¿AVENTURA, LOCURA, OBSESIÓN?
Nostalgia por una época finiquitada, acabada, extinta. Un momento histórico en el que la Tierra era más grande que lo que realmente es. Estaba llena de lugares mágicos y poblada de seres que solo podían existir en la imaginación. Un espacio geográfico ilimitado que ofrecía la oportunidad  de descubrir  tesoros de toda naturaleza.

La oportunidad de llenar, completar y redibujar esos vacíos que aparecían en los mapas; de inscribir el propio nombre con letras doradas en los libros ilustres de hombres, y mujeres, únicos. Esos personajes especiales, por escasos,  poseedores de cualidades poco habituales. Esa cuadrilla de locos, algunos fantásticos y otros odiosos, pero todos fuera de lo común, capaces de arriesgarlo todo, y si digo todo es todo, vida incluida, por llegar allá donde nadie había llegado. ¿Curiosidad insaciable, ansia de conocimiento infinita, servicios impagables a la patria, egos incontrolables, obsesiones desordenadas, locas? Todo eso seguro, y más.

El tiempo de esos hombres y mujeres ha terminado. No creo que quede sobre el terreno que pisamos ninguna gesta comparable a los de ellos. Parece que será el espacio exterior lo próximo, y ahí, los retos son descomunales, pero el arrojo y la determinación de sus protagonistas será la misma.

Puede que el personaje de Josephine Peary sea incluso más interesante que el mostrado en la película, con más zonas oscuras y luminosas.

También será bueno echar un vistazo al marido de la heroína, el señor Peary y su hazaña.

                             
Aunque la hazaña es moderna y la tecnología determinante en su desarrollo, es bueno hacerse una idea de las dificultades y restos de una aventura similar a la de Peary pero en versión moderna.
                                

Final con humor, porque no se pierde nada riéndose de todo.
                                

Historia 37. Nadie quiere la noche

Libros
AVENTURAS DESDE EL SILLÓN
Antes de nada, los protas, lo que tienen que decir, que aquí tenemos la suerte de poder ir a las fuentes de primera mano, para luego abrir el foco. Josephine Peary además de intrépida y cabezota tenía una costumbre encantadora, a saber: escribir sus impresiones y andanzas

My Arctic Journal: A Year among Ice-Fields and Eskimos by Josephine Peary
Wife of self-proclaimed North Pole discoverer Robert Edwin Peary, Josephine Peary was the first woman apart from the Inuit to take part in an Arctic expedition. My Arctic Journal, unavailable for nearly a century, is Peary's memoir of the time she spent, from June of 1891 to August of 1892, accompanying her husband and his exploration party across the northernmost expanses of Greenland. Peary recounts in detail the hardships of life in the frozen North, and describes at length the customs of the Inuit natives, among whom she spent a great deal of time. She also tells of her experiences hunting near the top of the world, and gives her impressions of the other members of the expedition, who included explorers Dr. Frederick Cook and Matthew Henson. Richly illustrated and written with candor and emotion, My Arctic Journal is a unique gem of an exploration memoir




New York: Frederick A. Stokes Company, 1901





Secrets Of Polar Travel  by Robert E. Peary
In my book The North Pole appeared a brief resume, or synopsis, of my system of arctic exploration, which was the evolution of years of continuous practical work and experience in extreme high latitudes, wherein everything that could be thought of in the way of perfecting arctic methods and equipment was worked out. Ideas that in the mind or on paper appeared promising were tested relentlessly under the most hostile conditions. Those that failed under the test were abandoned, and those that gave evidence of containing some meat were perfected, until at last the entire subject of perfected equipment and methods, combined with the thorough knowledge of all conditions to be encountered gained through years of experience, compelled success. This was the resume: The so-called Teary System is too complex to be covered in a paragraph, and involves too many technical details to be on tlined fully in any popular narrative. But the main points of it are about as follows: To drive a ship through the ice to the farthest possible northern land base from which she can be driven back again the following year.

A continuación, nos podemos informar, de una forma más o menos objetiva sobre el ártico, sus expediciones, condicionantes, coyunturas…

El Ártico. Exploraciones, descubrimientos, aventuras y superación en el extremo norte de la Tierra,  Matti Lainema, Blume 2010
Más allá de las fronteras del mundo conocido. Más de dos mil quinientos años de exploraciones en el Ártico, desde los primeros navegantes de la Antigüedad y los grandes viajes navales y mercantiles en busca del paso del noroeste y el paso del nordeste, hasta la conquista del Polo Norte e incluso después.
Datos y descripciones sobre un lugar fascinante e inspirador, fuente de dramas humanos debido al duro paisaje y las condiciones extremas, y sobre sus protagonistas, ansiosos de romper fronteras, y deseosos de ampliar el comercio, aumentar su conocimiento científico, buscar el dominio internacional, obtener fama individual y conquistar nuevos recursos naturales.

La conquista del Polo Norte,  Fergus Fleming
Desde comienzos del siglo xix, el Polo Norte encendió la imaginación y avivó el deseo de exploración y conquista de numerosos aventureros, científicos, expedicionarios o simples lunáticos, que sin duda veían en aquel lugar geográfico algo más que «un punto sin extensión, magnitud o grosor alrededor del cual gira el eje terrestre». Se rumoreaba que aquellos inaccesibles parajes escondían una misteriosa isla de basalto; otros sostenían la existencia de un inmenso mar cálido, y fueron muchos los que arriesgaron la vida con tal de acercarse a los ansiados 90º de latitud norte.En esta trepidante y absorbente crónica, seguimos los pasos de exploradores como John Franklin, Elisha Kent Kane, Fridtjof Nansen o Robert Edwin Peary, quien supuestamente fue el primer ser humano que pisó el polo en abril de 1909. En estas arriesgadas travesías, más de un jefe expedicionario desapareció para siempre con toda su tripulación en aquellas desoladas regiones; otros sobrevivieron a duras penas al escorbuto, a la congelación de manos y pies, a temperaturas de casi 70º bajo cero, a los mares helados y a sus propios delirios de grandeza. Basándose en el vívido testimonio de los diarios de a bordo, en los relatos periodísticos de la época y en una exhaustiva documentación, Fergus Fleming reconstruye en estas páginas una de las últimas epopeyas de la humanidad, en la que se mezclan rivalidades internacionales, afán de aventuras y el heroísmo más desinteresado.

Y acabo con mi adorado Javier Reverte con el que hace ya algún tiempo, disfrute, como acostumbro con él, viajando por estas latitudes. Literatura de viajes de la buena.

En mares salvajes, Javier Reverte
En el verano de 2007, los hielos se abrieron por vez primera en el paso del Noroeste, una ruta marítima del norte canadiense que une el océano Atlántico con el Pacífico a través de aguas árticas. Un año después, el autor del libro encontró pasaje en un barco oceanográfico ruso, uno de los primeros que acometían la aventura de cruzar el Paso. En el curso de trece días fue testigo de la violencia del océano en aquellas salvajes latitudes cercadas por el hielo y de las condiciones de extrema dureza en las que viven los pocos habitantes de las regiones boreales. Este es el relato de un viaje que empezó en Ottawa, Canadá, un mes antes de la navegación, y terminó, cu.atro semanas después, en Edmonton, en el mismo país. Con su estilo inimitable, Javier Reverte nos describe las regiones que recorre y las gentes que se encuentra en el camino, al tiempo que mezcla su periplo con la historia de las épicas exploraciones de tiempos pasados, rastreando los pasos y las hazañas de John Franklin o Roald Amundsen, entre muchos otros..Un retrato actual de una región que está sufriendo profundos y acelerados cambios climáticos, cuyas consecuencias tendrán serios efectos tanto en la política como en la economía y el medio ambiente...«Uno quisiera estar a bordo de ese buque.»Eduardo Riestra,.ABC Cultural..«Un libro apasionante que logra retrotraernos a un lugar que no es la infancia pero se le parece mucho.»



Historia 37. Nadie quiere la noche

Arte
ARTE INSPIRADO EN EL FRÍO
Son joyas de bolsillo. Poseen la frescura de lo inmediato. Testimonios directos, el resultado del impacto recibido al ver paisajes, personas, animales, situaciones, objetos… que llenan poderosamente la atención del viajero-artista. Al estilo de la sensibilidad japonesa que admira la belleza de la imperfección de sus cerámicas, son maravillas inexactas, fabulosas en su incorrección, fruto del momento o la urgencia. Por todo ello son joyitas únicas, personales, irrepetibles, hechas en una determinada circunstancia ante un determinado estímulo. De los cuadernos de viaje, con categoría de tal, me gusta hasta la caligrafía pues habla de su autor sin pretenderlo, de su personalidad, de su estado de ánimo. Si además, el autor escribe con la suficiente gracia como para ser leído por puro placer, el cuaderno de viaje es todo un regalo.

Bien, centrándonos en esos dibujos maravillosos que inspiran el frío, en formato cuaderno. A modo de introducción, un buen paseo por un publicación que recoge cantidad de talento y viaje.
La aventura de los polos.
Cuadernos de viajes de grandes exploradores
































La fotografía de los fríos polares tiene entre sus mejores representantes a Frank Hurley. Hurley realizó algunas de las mejores fotografías de la Antártida  (lo sé, no es el Ártico, pero su temática y belleza me disculpa de la trasgresión) en la expedición de Shackleton de la que formó parte. Un ejemplo clarísimo de como el blanco y negro en fotografía puede llegar a ser arte indiscutible (aprovecho para aconsejar la lectura de Atrapados en el hielo de Caroline Alexander, apasionante)








               


Termino con una rareza ¿rareza?, no una arquitectura polar que marca la pauta hacia el futuro. Hugh Broughton ha diseñado una construcción, otra vez en la Antártida, que parece estar inspirada en los relatos de ciencia ficción. Sobre los hielos polares destaca como un ciempiés colorido que se hubiera despertado un día fuera de lugar. No se parece a nada diseñado en las regiones polares, ni las costrucción inuit totalmente adaptadas al entorno, ni a las bases científicas instaladas anteriormente le inspiran. Con afán de funcionalidad y estéticamente único, se admira obligatoriamente.


         

Historia 37. Nadie quiere la noche

Música
MÚSICA PARA ENTRAR EN CALOR, 
O NO.
Empezamos pegando fuerte. Música inuit, para oídos acostumbrados a la musicalidad de vientos, tempestades, crepitar de hielos, requiebros de focas, leones marinos y osos.
                  

Pero yo que tengo el oído asquerosamente occidentalizado, no me veo tanto en el iglú de la prota inuit, asomando la cabeza para escuchar la natura, como en la casita de madera que le sirve de refugio a la señora Peary, con una gramola. Allí mirando por la ventana, a resguardo, sí. 

           

¡Oye, qué relajo cuando la naturaleza se porta!
          

Sigo igual, para compensar las tempestades
                           

He intentado no acabar con un bailongo (la historia no lo requiere), pero quién se resiste cuando es la fauna la que propone...

                        

Mil gracias a mi colaborador

¡Qué pereza!

¡Qué pereza!

14/12/15

Física para soñadores


Parece que fue ayer. Casi. El 25 de noviembre se han cumplido los 100 años desde que Einstein exprimió un poco más sus meninges publicando la Teoría de la Relatividad General. Genuflexión. Pausa valorativa.

Todo intuitivo. Ningún conocimiento fiable. Esa es la historia de la relación que mantengo con la física. Pero esto se va a acabar. Este centenario marca un punto de inflexión en mi ignorancia científica. Me pongo manos a la obra para subsanar deficiencias.  Para ello, he empezado por el principio. Tiene que ser claro y sencillo, asequible.  Mi profe en la distancia es Steven Weinberg (físico teórico y Premio Nobel de Física) y su libro Explicar el mundo. El descubrimiento de la ciencia moderna. (muy pero que muy interesante, aunque a la parte de Notas Teóricas no he podido hincarle el diente, en fin)

A continuación, he pensado hacer honores al homenajeado.  He bajado el listón pensando asegurar el éxito y he elegido una colección rabiosamente divulgativa de la editorial Blume, bien: Einstein. Su vida, sus teorías y su influencia.  (Mi autoestima está en una situación difícil)

Voy paso a paso y ya van surgiendo certezas. En concentrada fascinación me encuentro. Existe todo un mundo invisible en el que se desarrolla una coreografía fija a un ritmo frenético, “la danza de la mota de polvo evolucionando por el aire”, algo así. Einstein formuló una ecuación matemática, la relación de Einstein, mediante la cual se puede medir la distancia que recorre una mota de polvo por el aire como resultado de las colisiones con los átomos de aire.  Primera perla: bailoteo invisible en el medio aéreo.

La seca realidad, en ocasiones, se muestra como el más imaginativo de los poetas.  A quién sino a ellos  se les ocurriría que un minuto, una hora, un año, no duraran lo que acostumbran.  Pues hete aquí que a los físicos con gran imaginación, también.  Incluso, algunas pobres criaturitas, que vivimos en aceleración constante, igualmente nos gusta pensar que el tiempo va a dar más de sí según nuestra conveniencia y el tamaño de la lista de cosas pendientes. Oigan que no. Error. Pues bien, llega Einstein y demustra que el tiempo es una dimensión relativa, aunque mientras no consigas moverte a la velocidad de la luz, el tiempo tiene el mismo ritmo de siempre y  que lo único que podemos sacar es un ataque cardíaco en toda regla. El día que consigamos esa velocidad, todo cambiará. Incluso la eterna juventud estará más cercana puesto que envejeceremos más despacio. Si uno se embarca en un viaje espacial viajando años a la velocidad próxima a la de la luz, al volver a la Tierra habrá envejecido menos que los que no pudieron irse de vacaciones. Segunda perla: el tiempo es relativo.

A modo de experimento y comprobación, que para algo estoy enredada con la ciencia, voy a hacer una pequeña prueba. Para ello me voy a servir de un plato hermoso que tengo y que utilizo para dar la vuelta a la tortilla de patatas.  Tendré que imprimirle una velocidad de giro que se aproxime a la de la luz (estoy pensad cómo) Mientras doy solución a esa pequeña eventualidad, contaré lo que sucederá. La circunferencia exterior al girar se  contraerá por la velocidad, pero el radio de ésta no variará. Curioso, eh? Esto que le va a suceder a mi plato tortillero, le llevó a Einstein en su Teoría General de la Relatividad a demostrar que masa y energía pueden deformar el espacio y el tiempo. Tercera perlita: el espacio se curva y deforma.

Minutos de duración variables; choques y colisiones descomunales entre partículas invisibles; espacio que se deforma según la marcha que tenga. Todo es de un poético y onírico que me deja confusamente encantada. Así, no es de extrañar que un buen día Einstein se descolgara con esta dulce piruleta “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado” ¿Quién da más?


            

           

30/11/15

Historia 36. Una sensación extraña. ORHAN PAMUK

Libro
MEVLUT: COMÚN, CORRIENTE Y ÚNICO

Una historia a la que volver sin prisa, con glotonería y mimo. Nada de acción trepidante y  adjetivos caídos al azar. No, esto es un novelón en toda regla. Un serial en el acabas cogiendo cariño a los personajes por haberles acompañado en tantas vicisitudes a lo largo de los años. Te alegras cuando les ríe la fortuna y te entristeces con los reveses que les regala la vida. Pamuk nos cuenta  la historia de de Mevlut Karatas, vendedor callejero en Estambul, que llega a la ciudad con doce años desde su Anatolia y, también, de la ciudad de Estambul, de su crecimiento y transformación desde el último cuarto del siglo XX hasta 2012.

Un hurra por la historia de los sin historia. Estoy atravesando una etapa de revolucionaria de boquilla que me hace mirarlo todo con ojos criticones. Y desde ese ángulo tan cómodo, me aburro al comprobar que cantidad de historias están protagonizadas por gentes con posibles que se complican la vida de forma inverosímil. Por ello, la historia de los sin historia que tienen tanto que decir, como así lo demuestra Orhan Pamuk, no solo me gusta y entretiene sino que me parece necesaria. Historias menudas, pegadas a la realidad, cosidas con primor, dejando que los personajes se expliquen sin prisa. Una genealogía completa de una familia. Vidas completas. Personajes que entran y salen. Trayectorias que se entrecruzan, ramifican, divergen o confluyen.

Y si las cosas se han bien, como es el caso, el telón de fondo, el escenario en el que desenvuelve la trama adquiere personalidad propia: la ciudad de Estambul. Los personajes no serían igual en otra ciudad.
Estambul. Estuve una vez allí, hace ya tiempo. La recorrí con una mirada juvenil y una lista de imperdibles en mi mano que había confeccionado a la vez que la maleta. Ha pasado el tiempo y qué guardo en la memoria, debidamente modificado seguramente, mercados que embotaban los sentidos, un regateo insoportable, una estación de autobuses fantástica que mantenía las normas de conducta de un avispero, un puente simbólico que une occidente con oriente, un palacio (Tokapi) de las mil y una noches. En definitiva, una ciudad diferente y en la que también puedes reconocerte. Me encantaría volver. La ciudad me hablaría de otra manera. Tanto ella como yo ya no somos las mismas de nuestro primer encuentro.

El cómo. Pamuk comienza la historia con la voz de un narrador en tercera persona, distanciándose, y como un cuentacuentos oriental de la plaza Yemá (Marrakes), despliega sus encantos. Entonces, como por sorpresa, comienza a dar voz a los personajes en primera persona y  son ellos los que recogen el testigo del hilo de la historia. Aparecen así los monólogos breves y suculentos que introducen un punto de vista muy cualificado. Y no satisfecho con esto, en ocasiones los personajes se dirigen al lector invitándole a participar  en la narración.
“Samiha. Ni Duttepe es el “pleno centro” de Estambul ni yo le he prometido nada a Süleyman, como ya sabéis.

Como no podía ser de otra forma, también hay temazos. La tradición turca. No en vano el prota, es un vendedor de yogur y boza, un oficio tradicional que está en extinción, como muchas de las tradiciones turcas que se enfrentan al paso del tiempo y a la influencia de occidente, “En el viejo Estambul, en la época otomana, la boza solía venderse en locales cerrados y solo durante el invierno, porque con el calor se agriaba y se estropeaba rápido. Muchos de los comercios de boza de Estambul cerraron en 1923, cuando se fundó la República, por el empuje de las cervecerías alemanas. Pero en las calles nunca faltaron vendedores de esta bebida tradicional, como Mevlut”; la evolución de la ciudad más rápido que lo hacen las personas que la habitan. Una ciudad que crece y cambia fagotizando a sus habitantes; las mujeres con un papel destacado en la historia y con ellas vemos la tensión social a la que están sometidas en una sociedad en vías de modernización pero que no acaba de enterrar la tradición; el orgullo u honor masculino.

Y también hay Filosofía popular de esa que intuimos todos, a la que pocos hacemos caso y menos aún hacemos propia.
Habla Rayiha, mujer de Mevlut, “Por las mañanas, en el Mercado del Pescado con Fatma y Fevziye, plantada en medio de aquel hedor mientras observo a Hamdi, el pollero, desplumar un pollo, trocearlo y quemarle la piel, me acuerdo de cuando Mevlut me decía “hueles a rosas, hueles a gloria, como tu propio nombre”, y al momento me sentía mejor. Y cuando el siroco propaga por toda la ciudad ese olor a algas y a cloaca, el cielo se vuelve del color del huevo podrido, y siento como un peso en mi alma, cojo la carta en que Mevlut decía que mis ojos eran “oscuros como la noche insondable y límpidos como el manantial” Dicho por un villano“No hay un hombre igual a otro. Unos se hacen ricos, otros se han sabios; algunos  merecen el infierno y otros el paraíso”



Historia 36. Una sensación extraña. ORHAN PAMUK

Historia
HISTORIAS ORIENTALES Y VECINAS

En relación a la historia de Turquía, quién  más y quién menos ha oído hablar del Imperio Turco, así como de la cantidad de veces que, en la actualidad, Turquía  ha llamado a la puerta de U.E. con escaso éxito hasta ahora. Desde la época de nuestro Carlos I rey emperador, allí por el siglo XV, han transcurrido unos cuantos cientos de años en  los que ha occidente le ha sonado bastante lo del turco y aunque Mevlut y  su familia hay que situarlos en  un periodo posterior, no estaría de más echar un vistacín a la vida y milagros de ese imperio.

“Cuando seis años atrás su padre y su tío Hasan habían llegado por primera vez a Estambul para buscar trabajo y ganar dinero, tres años después del golpe militar del 27 de mayo de 1960, mientras Mevlut todavía estaba aprendiendo a leer y a escribir allá en  el pueblo, habían estado viviendo en una casa de alquiler en Duttepe.”

           

Visto el contexto amplio, nos acercamos al contexto inmediato que es de la Turquía del último tercio del siglo XX,  propia y diferenciada, depositaria de las esencias otomanas pero dejando de ser ya una parte de esa entidad que fue el Imperio otomano.


                              

Y para finalizar, un poco paseo por la ciudad en la que se desarrolló la vida de Mevlut. Estambul ¡cuántas ciudades caben en estas viejas y sabias urbes!
                                                  

Historia 36. Una sensación extraña. ORHAN PAMUK

Película

HISTORIAS ORIENTALES Y VECINAS
El libro de Pamuk podría ser una serie, al estilo inglés, a ritmo tranquilo, con detalle, creando ambientes, mimando personajes… Mientras tanto, película con un punto en común: Estambul. Distintas situaciones, épocas diferentes, tratamientos variopintos, pero con igual telón de fondo.

Un toque de canela. 2003
País: Grecia:
Director: Tassos Boulmetis
Reparto: Georges Corraface, Ieroklis Michailidis, Renia Louzidou, Stelios Mainas, Dina Michailidou
Sinopsis: Fanis Iakovidis es un famoso profesor de astrofísica. Tiene 40 años y ha alcanzado un momento crucial en su vida, una encrucijada existencial que su ciencia no podrá ayudarle a resolver. Su abuelo y mentor, "el abuelo Vassilis" vive en Estambul y ha desarrollado su propia filosofía culinaria práctica, venerada y aplicada por los turcos de forma similar. Fanis no ha visto a su abuelo desde que tenía 7 años. Por ello, cuando el anciano decide repentinamente viajar a Grecia después de tantos años, su inminente visita se presenta como una acontecimiento clave en la vida de Fanis. Cuando los viejos amigos de su abuelo llegan a casa de Fanis y están a punto de brindar a su salud, una llamada telefónica le informa de que el abuelo Vassilis ha caído enfermo de repente. Fani se ve catapultado de forma inevitable a un inesperado viaje hacia Estambul, un viaje de retorno en el tiempo y en el espacio. (FILMAFFINITY)

         


El maestro del agua. 2014
País: Australia
Director: Russell Crowe
Reparto: Russell Crowe, Olga Kurylenko, Jai Courtney, Isabel Lucas, Damon Herriman, Jacqueline McKenzie, Cem Yilmaz, Ryan Corr, Dan Wyllie, Deniz Akdeniz
Sinopsis: Aventura épica ambientada cuatro años después de la devastadora batalla de Gallipoli de 1915, en Turquía, un país inmerso en plena Primera Guerra Mundial. El granjero australiano Connor viaja a Estambul para descubrir qué ha pasado con sus tres hijos, todos declarados desaparecidos en combate. Durante su búsqueda forja una relación con una hermosa mujer turca, propietaria del hotel en el que se hospeda. Aferrado a la esperanza y con ayuda de un oficial turco, Connor se embarca en un viaje a través del país para descubrir la verdad acerca del destino de sus hijos. (FILMAFFINITY)
                


Hamam (Il bagno turco) 1997
País: Italia
Director:  Ferzan Ozpetek
Reparto: Alessandro Gassman, Halil Ergün, Francesca D'Aloja, Carlo Cecchi, Serif Sezer, Mehmet Gunsur, Basak Köklükaya, Alberto Molinari

Sinopsis: Un italiano recibe en herencia un viejo baño turco (un hamam), situado en Estambul. La propietaria era una tía suya que había emigrado a Turquía muchos años antes. El hombre se traslada a Estambul con la intención de arreglar los papeles y vender el inmueble lo antes posible. Allí se aloja en casa de los antiguos empleados de su tía, un matrimonio con un hijo y una hija. (FILMAFFINITY)

                          

Historia 36. Una sensación extraña. ORHAN PAMUK

Arte
Palacio Topkapi
DELICIAS TURCAS
Hay mucho arte que ver en Estambul, y buena parte de éste está directamente relacionado con su pasado imperial. Tengo la impresión de que Estambul, al igual que otras ciudades, como Roma por ejemplo, son víctimas de su pasado. En sus calles se puede comprobar el paso del tiempo y conservan testimonios artísticos y culturales únicos. Pero a la vez, se produce un curioso contraste. La vida de sus calles y sus gentes es vibrante y mara hacia el futuro sin complejos, mientras que el escenario en el que se desarrolla vuelve la vista al pasado reclamando un protagonismo que ya no le pertenece.

No obstante no me resisto a volver a perderme, aunque sólo sea vía-tecnología  entre las joyitas únicas que la ciudad posee.


Y por destacar algo, el Palacio Topkapi

                   

Sobre un patrimonio que ha desaparecido, Mevlut (Pamuk) nos dice: “Hubo algunas protestas de los propietarios griegos, cuyos abogados presentaron en vano recursos a las resoluciones de expropiación, y de algunas organizaciones de universitarios y de arquitectos que luchaban por preservar los edificios centenarios, pero no tuvieron mucha repercusión. El alcalde tenía a la prensa de su lado, y en una ocasión, cuando el fallo sobre la demolición de uno de esos viejos edificios tardaba demasiado en llegar, él mismo se puso a los mandos de un bulldozer, con una bandera de Turquía colgada de la pala de la excavadora, y empezó a tirar abajo la casa entre los aplausos y vítores de los presentes”

                                                                    


Aunque lo histórico pesa y mucho, un par de referencias sobre como también se avanza asumiendo la herencia

               


Para el que pueda y quiera. En el Museo del Prado ha desembarcado unos Ingres imperdibles, y entre ellos El Baño turco

Historia 36. Una sensación extraña. ORHAN PAMUK

Música

       ECOS ORIENTALES
Todo sería muy de raíz si atendemos a la vida de Mevlut. Sus gustos y preferencias entroncan con la tradición que le ha criado y conformado.
 “Con el placer por la música que fue cultivando durante aquel año, Mevlut escribió un buen montón de cartas a Rayiha, inspirándose en las canciones populares de Anatolia para describir a su amada “de miradas coquetas”, “sus ojitos de gacela”, “su mirar acaramelado”, “la de ojos azabache”, “la de ojos embriagadores”, “de miradas insinuantes”, “con ojos como dagas” y “de destellos hechizantes”.
Música  popular de Anatolia de estilo nihavend de Erol Sayan como ésta
           

Así que puedo imaginar que las musicalidad de los derviches también le harían tilín.

         

A partir de aquí, me pongo los auriculares y mi paseo musical por Estambul, como por la vida de Mevlut, se vuelve heterogéneo, antojadizo y extravagante.

Por ese puente único que une occidente y oriente
                      

Callejeando
                      

Oliendo en el mercado de especias
                   


Para todas las mujeres de Mevlut
           


Porque sí (qué buena razón)
           

Mil gracias a mi colaborador

Digna pero bonita


DIGNA PERO BONITA

15/11/15

Escrito en piedra


Si alguien escribe algo en piedra es porque el mensaje es una máxima irrefutable o el autor tiene un ego que no le cabe en el traje. ¡Qué afán con que lo escrito perdure! Oigan, que no, que hay montones de cosas que están bien perdidas y bien perdidas; que no todo es bueno ni merecedor de recordarse; que hay mucho digno de mejor destino que el de perdurar. El paso del tiempo es un filtro aleatorio que permite la perdurabilidad o el extravío de joyitas y desvaríos a partes iguales.

Desde la Antigüedad se han elegido materiales duros (granito, mármol, caliza, incluso cerámica) con toda la intención. Los textos normalmente son breves (siempre hay excepciones como algunas parrafadas grabadas por los egipcios sobre granito) y potentes, el propósito  es evidente: al grano y por siempre jamás.

Todo esto ocupa a mi neurona después de leer una noticia que se hace eco de una publicación, Las inscripciones de la Catedral de León (ss. IX-XX) de María Encarnación Martín López en la que recoge 400 inscripciones realizadas en los muros de dicha catedral. Desde la Edad Media un buen grupo de individuos se han encargado de decorar un edificio único con sus mensajes absolutamente imprescindibles. Lo que priman son los mensajes ideológicos o con afán de catequizar.


Desde el punto de vista histórico la epigrafía tiene un valor incuestionable,  y más si cabe sobre todo lo que nos cuenta de la naturaleza humana. Al fin y a la postre ¿de qué estamos hablando? De permanencia y transcendencia, seguro. Pero puede que hasta sea más interesante la intención del autor que el mensaje en sí mismo. Que el Cabildo catedralicio se empeñe en que sus conciudadanos, sus contemporáneos y los venideros in sécula seculórum sean partícipes de la generosidad empleada en el templo en cuestión, o que fulano de tal esté enterrado aquí y no allí, me deja un poco con la misma temperatura del material empleado en el aviso: fría. También hay inscripciones de más rango como edictos, proclamas o más íntimos como recuerdo de familia y allegados a los suyos cuando dejan este mundo. Pero hay muy poco de “te quiero Pepe” o “qué ratos más majos pasamos al arrimo de estos muros”. Lo sé, su valor histórico es nulo, pero nadie me negará que su lectura despierta una sonrisa y deja volar la imaginación hacia felices pensamientos.

Pero el tiempo pasa y la piedra como soporte se va quedando vieja. Las sondas Voyager llevan una “cápsula del tiempo” en la que se ha introducido ejemplos visuales y sonoros de lo que algunos han pensado que somos como humanos y es aceptable que trascienda. A volar por los tiempos y los espacios aquellas cosas que deben perdurar y representarnos. No se sabe  por quién y cuándo será leído el mensaje, pero se piensa en la eternidad y pensando en dimensiones cósmicos eso es fácil, inevitable seguramente. Estas modernas “epigrafías” cosmonautas me gustan. Todo aquí sugiere y hace soñar.


           

31/10/15

Historia 35. Un día perfecto

Película

DEAMBULAR

¡Vaya forma más bonita de narrar la de Aranoa! Un montón de historias fundamentales que aparecen a través de la historia principal que es la más pequeña. Contar sin contar, dejando que el que mira la historia descubra poco a poco todo lo que el director ha dejado allí.

El primer fotograma, muy original. Desde el primer momento ya aparece el motivo pequeño que desencadena la historia: un enorme cadáver flotando en las aguas de un pozo. Es necesario sacarlo antes de que con su presencia deje inservible el agua, y un grupo de cooperantes de una ONG tienen el encargo de sacarlo. Problema: no tienen una cuerda para hacerlo. La búsqueda de esa cuerda es el hilo argumental de la peli.

Siguiendo esa cuerda nos encontramos con toda la destrucción y dramas humanos que trae consigo un conflicto armado (sufrimiento, devastación, oportunismo sin piedad, inoperancia burocrática…) Pero también está la generosidad, el optimismo y la fuerza de la vida que se abre paso hasta en la peor de las locuras desencadenas por el hombre. Es decir, lo absurdo y brutal de la guerra junto con la ayuda y la generosidad.

Contar sin contar. Sin dramatismo, con la aceptación de una realidad que se impone pero a la que hay que contrarrestar sin alardes heroicos pero sin desfallecer. Ferando León de Aranoa ha acertado en el tono. Contar cosas terribles salpicadas de humor irónico, genial y con el ritmo apropiado. A lomos de un caballo-jeep, como en un wester, de un lado a otro con un trabajo encomendando que realizar.

Mis felicitaciones en la elección de los personajes y su interpretación. Benicio del Toro y Tim Robbins, siempre están perfectos, creibles, maravillosos. Son de esa escuela en la que su rostro lo expresa todo, sin exageraciones, gritos ni espantajos. Todo contenido. No se puede expresar más con menos. Los que les rodean (Olga Kurylenko, Fedja Stukan, Melanie Thierry) también sacan su personaje adelante con naturalidad y acierto.

Los paisajes tienen una presencia importante en la historia. Los protagonistas están en continuo movimiento recorriéndolos y son ásperos, duros y abruptos. Están en sintonía con las historias que nos cuentan. Las localizaciones se realizaron en Granada, Málaga y Cuenca, no en los Balcanes. Sé que en el cine todo es sueño, ficción, pero hay ocasiones en las que prefiero no saber y creer en el deambular de unos personajes perdidos en una naturaleza salvaje y lejana (aunque bien mirado, los paraísos cercanos, tampoco están tan mal para elevarse)

Las escenas que no hay que perderse son aquellas con las que Aranoa finaliza la película (no puedo decir nada) Con ellas cierra la historia dando sentido a todo lo que nos ha contado.


Al final, me queda la aceptación de la dura e implacable realidad, pero también de la existencia de la esperanza. Aunque el ladrillo que uno pone no hace el edificio, contribuye a que éste sea posible.