28/9/15

Historia 34. Viajes con Heródoto, RYSZARD KAPUSCINSKI

Libro
          GANAS DE MÁS

“A decir verdad, no sabemos lo que incita al hombre a recorrer el mundo. ¿Curiosidad? ¿Anhelo irrefrenable de aventura? ¿Necesidad de ir de asombro en asombro? Tal vez: la persona que deja de asombrarse está vacía por dentro; tiene el corazón quemado.”


Sí señor. Un porque sí. Un observador con espíritu libre. Sin sujeción a normas sobre qué decir ni cómo decirlo. Ryszard Kapuscinski  deja que sus recuerdos y experiencias le lleven de un lugar a otro y de una época a otra. En ese azaroso vagabundeo, Heródoto aparece como fiel compañero y guía, pero no del recorrido que pisa, sino como enlace  entre el pasado y el presente, entre situaciones con nexos en común con el mundo actual y el antiguo, y  como a la hora de explicarse el mundo. De esta manera, el libro se convierte en una rareza maravillosa e inclasificable. Grandes dosis de literatura de viajes, generosas cantidades de memorias, reflexiones hechas con la mirada de un periodista que se interroga continuamente, episodios de literatura antigua… el resultado, especial y suculento. 

En numerosas ocasiones, Kapuscinski te lleva de la mano por lugares que ha visitado y entonces aparece el periodista ansioso por saber y conocer. En otras, es el escritor que cuenta fragmentos de su vida que vuelven a su mente en determinados lugares (hablando de los indios “Por más bordados y entorchados que exhiban, por más brocados y cachemiras con que se adornen, nada cubre sus pies. Enseguida me di cuenta de este detalle pues estoy un poco tocado de la cabeza con el tema del calzado. Mi chifladura se remonta a los tiempos de la guerra, a los años de la ocupación alemana. Recuerdo el otoño de 1942: no tardaría en llegar el invierno y yo no tenía zapatos…”)
En otras tantas, las reflexiones en voz alta parecen surgir mientras Kapuscinski, sentado en una terracita de cualquier lugar del mundo toma un café, y al levantar la vista su pensamiento vuela de la anécdota de la que es testigo, a la categoría (sobre los distintos alfabetos hindúes, chino… “Y, hablando en términos mucho más generales, ¿de dónde ha salido toda esa alfabético-lingüística torre de Babel? ¿Cómo nace un alfabeto? Tiempo ha, en sus mismísimos comienzos, debió de haber partido de algún signo. Alguien dibujó un signo para recordar algo…”
Y, por supuesto, están los episodios de Heródoto. Su presentación de los relatos del griego, con una forma ágil y próxima, te hace pensar en momentos que pudieron suceder anteayer y te acerca, a través de él, a nuestros orígenes “Heródoto es hijo de su cultura y de ese clima de buen talante hacia la gente en que ésta se ha forjado. Es una cultura de largas y hospitalarias mesas, a las cuales, en tardes y noches cálidas, se sientan muchas personas juntas para comer queso y aceitunas, tomar vino fresco y hablar. Ese espacio abierto, sin paredes que lo limiten, en la orilla del mar o en falda de una montaña, es precisamente lo que libera la imaginación humana”.

Había leído a Heródoto hace bastante tiempo y de esas  lecturas me había hecho una idea positiva del personaje, pero nunca lo había mirado con los ojos con que lo enfoca Kapuscinski. El profesor que me sugirió su lectura por primera vez, levitaba hablando de Heródoto. Citaba al griego como el hombre curioso y dispuesto que sin darse cuenta había inaugurado la historia como disciplina. Quería dejar por escrito lo que había hecho el hombre y no debía caer en el olvido. Más que como el primer historiador, yo veía al bueno de Heródoto como un viejecito encantador, muy curioso y pelín chismoso. Siempre estaba dispuesto a anotar todo lo que le decían, lo creíble y lo no creíble, avisándo de ello. En cambio Kapuscinski encuentra en Heródoto al primer periodista. Inaugura el trabajo de informar de lo que ha pasado y pasa allí por donde viajaba. Heródoto preguntaba y anotaba, en muchas ocasiones dejando constancia de sus dudas, para que se supiera lo que había sucedido. Poco a poco voy cambiando mi opinión sobre Heródoto y veo a un personaje que por, puro instinto, entendió la importancia de saber, contar y conservar. Le otorguemos el honor de ser  el primer periodista o el primer historiador  creo que no tiene la menor importancia, pero sí que está en él la pasión por saber y transmitir, común a las dos disciplinas. Además, por el camino, llegamos a la conclusión de que las pasiones humanas no tienen edad ni lugar para manifestarse. Han estado siempre con nosotros y ahí estarán mientras nos llamemos humanos.


Para acabar por todo lo alto: “Y Heródoto, con su entusiasmo y apasionamiento de niño, parte en busca de esos mundos. Y descubre algo fundamental: que son muchos y que cada uno es único. E importante. Y que hay que conocerlos porque sus respectivas culturas no son sino espejos en los que vemos reflejada la nuestra. Gracias a esos otros mundos nos comprendemos mejor a nosotros mismos, puesto que no podemos definir nuestra identidad hasta que no la confrontamos con otras” 

Historia 34. Viajes con Heródoto, RYSZARD KAPUSCINSKI

Historia
KAPUSCINSKI

Nos dejamos de Historia con mayúsculas para conocer la historia de Ryszard Kapuscinski. Sin prolegómenos. A por él.

Sobre el fenómeno Kapuscinski:


                               


                

Historia 34. Viajes con Heródoto, RYSZARD KAPUSCINSKI

Arte
DE AQUÍ PARA ALLÁ
De todos los lugares que Kapuscinski cita en su libro he elegido dos monumentos, una ciudad, un desierto y una selva. Tengo la impresión de que, sensible al lado puramente estético del hecho artístico, no se dejaba llevar por arrobos estetas. Su aproximación es más cultural, deleitándose e intentando leer más de lo que el ojo ve, interrogándose sobre las gentes que lo hicieron posible y de su relación con el objeto o lugar disfrutado. En definitiva, exprimir y sacar todo el jugo.
De su primer destino visitamos Benarés en la India. De China, su muralla. Persépolis, en Irán, por estar muy relacionado con Heródoto. Y de su queridísima África la selva del Congo, arte natural










                                                                                                                      

         


         

Historia 34. Viajes con Heródoto,RYSZARD KAPUSCINSKI

Película
CINE DE PERIODISTAS
Podría ser cine de género. El periodismo y sus aventuras. El intrépido reportero que, en todo tipo de ámbitos, no duda en poner incluso en riesgo su propia vida por descubrir la verdad y contarla.

De entre todos ellos, lo que más juego han dado son los reporteros empeñados en farragosos asuntos de alta política y los reporteros de guerra. Nos quedamos con éstos últimos ya que son los más relacionados con Kapuscinski, él también lo fue.

Los gritos del silencio
Año 1984
Director Roland Joffé
Reparto Sam Waterston, Haing S. Ngor, John Malkovich, Julian Sands, Craig T. Nelson, Spalding Gray, Bill Paterson, Patrick Malahide, Athol Fugard
Sinopsis Sydney es un periodista del "The New York Times" enviado a Camboya en 1972 como corresponsal de guerra. Una vez allí, conoce a Dith Pran, un nativo que le sirve de guía e intérprete. En 1975, al caer el gobierno camboyano, los EE.UU. se retiran del país, y toda la familia de Pran emigra a Norteamérica excepto él, que decide quedarse con el periodista para seguir ayudándole. Ambos viven refugiados en la embajada francesa, pero cuando deciden abandonar Camboya, el ejército revolucionario prohíbe salir del país a Pran, que es recluido en un campo de concentración. (FILMAFFINITY)


              


El año que vivimos peligrosamente
Año 1983
Director Peter Weir
Reparto Mel Gibson, Sigourney Weaver, Linda Hunt, Michael Murphy, Bill Kerr, Noel Ferrier
Sinopsis Yakarta, año 1965. Al inexperto reportero australiano Guy Hamilton (Mel Gibson) se le presenta la oportunidad de su vida cuando lo mandan como enviado especial a Indonesia. En el turbulento escenario de la insurrección comunista contra el presidente Sukarno, conoce a Billy Kwan (Linda Hunt), un enigmático fotógrafo, y a Jill Bryant (Sigourney Weaver), una atractiva mujer que trabaja en la embajada inglesa. (FILMAFFINITY




The Bang Bang Club 
es un film canadiense dirigido por Steven Silver basado en el libro homónimo de dos fotoperiodistas famosos, Greg Marinovich y Joao Silva. La película muestra el inicio y desarrollo de The Bang Bang Club, un grupo de fotógrafos formado en los años 90 que cubrieron la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, realizando icónicas fotografías (algunas ganadoras de premios Pulitzer). El grupo de jóvenes fotógrafos estaba compuesto por Kevin Carter, Ken Oosterbroek y los propios Greg Marinovich y Joao Silva.(Lidia)


Historia 34. Viajes con Heródoto, RYSZARD KAPUSCINSKI

Música


APUESTAS DE ALGO RIESGO
Lo cierto es que en esta ocasión, la música me plantea un pequeñísimo problema ya que no hay banda sonora de la que partir, un lugar físico único que inspire, personajes que hablen de sus gustos y preferencias… pero tengo un dato sobre Kapuscinski, y también mucha imaginación.

Kapuscinski habla de sus preferencias por el jazz, en particular de Louis Armstrong. Me sumo.



¿Y por qué no escuchar alguna música de raíz que pudo escuchar el autor en alguno de sus muchos vagabundeos? Si pudo escuchar algo similar, si le gustó o lo detestó, es algo que no vamos a saber. No importa demasiado, curioseemos y pongamos música al paisaje.India, China, Irán, Congo…

INDIA


CHINA


IRÁN


CONGO


En cuanto a Heródoto, música de acompañamiento para la lectura del primer curioso que puso negro sobre blanco todo aquello que creyó digno de ser recordado ¡Va por ti, maestro!

           

Algo de lo último para el último libro de Ryszard Kapuscinski

          


Mil gracias a mi colaborador

Ahora o nunca



Ahora o nunca

15/9/15

El esfuerzo siempre tiene recompensa

El esfuerzo siempre tiene recompensa

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
(Luis de Gógora)

Difícil, si. Hermoso, más. Es necesario leerlo varias veces, concentrarse, darle ritmo. Aparece alguna palabra desusada y la sintaxis se me hace cuesta arriba. ¿Qué ayuda? Tener algún conocimiento del autor y su época, un diccionario a mano, sensibilidad y dejarse sorprender. Entonces si se obra el milagro y se puede entrar en un mundo paralelo y profundo que te deja patidifusa por su belleza e intensidad.

Lamentablemente, mis conocimientos de poesía son muy escasos, otra más de mis carencias, pero eso no es un obstáculo para que pueda apreciar su importancia y valía.  Y es que la mayor parte de las veces, lo importante, rico, lo valioso se presenta ante nosotros después de un arduo esfuerzo. Hay que trabajar las cosas que más satisfacción nos dan.

Me pasa algo parecido con la ciencia y la tecnología. Objetos de veneración y culto a los que llego a entrever  si el trabajo divulgativo ajeno y mi esfuerzo de concentración y comprensión son de la calidad. Como frutos reservados a los iniciados admiro todo tipo de objetos de alta tecnología (de utilización intuitiva ¡ya!) como ordenadores, teléfonos, inteligentes, tablet… (además estos días estoy muy sensible a todas las aplicaciones tecnológicas de la ciencia pura y dura porque he visitado una empresa llenita de robots y verlos en acción, se me ha quedado algo más de cara de mema de la habitual; como bailarinas sin alma, ejercitaban una coreografía rigurosa y precisa)

Conscientes de que la ciencia, es difícil para la mayoría de la gente de a pie, pero totalmente convencidos de que puede empezar a ser comprendida, e incluso ser divertida, un grupo de creyentes entregado a la causa han celebrado, el pasado fin de semana en Bilbao, Naukas Bilbao
Muy divulgativo, incluso divertido. Ese es el camino. Ahora a nosotros nos toca esforzarnos. Vale, me concentro.