29/1/14

Historia 14. Misión Olvido

Libro
EL PLACER DE PERDERSE EN BUENAS HISTORIAS  

Borrón y cuenta nueva. El valor y la obligación de levantarse y seguir adelante cuando la vida se empeña en hundirnos, cuando se interpone en el transitar diario un plan que no estaba previsto, algo no calculado que cambia la vida. Un quiebro en la sacrosanta y cómoda monotonía diaria que abate y transforma. Un antes y un después. La necesidad de lamerse las heridas y seguir ¿qué si no? Dos ejemplos encarnados en dos personajes centrales del libro, de esta sana práctica del tirar para delante, porque suceden cosas, porque la vida es larga, porque es muy sano  aprender de los golpes bajos que encajamos, porque solo se vive una vez y porque, ¡qué puñetas! estamos obligados a intentar ser todo lo felices que nos propongamos.  Objetivo: el olvido.

Tengo una amiga que es una voraz lectora de morro fino. Es ella la que en ocasiones me ha aconsejado lecturas que nunca me han dejado indiferente. En el caso de este libro ella me hubiera dicho que es “literatura de playa”. Que no se me mal interprete: entretenida, ligera, sin más  pretensiones que el buen entretenimiento, que no es poco.  No me voy a poner estupenda, porque si fuera así estaría menospreciando algo que ni en el mejor de mis sueños yo podría imitar. Los caminos de la lectura son tortuosos e impredecibles. No estoy en la línea de los popes literarios que menosprecian los betsellers por el hecho de ser una lectura de masas (El Quijote también es un superventas que ha perdurado a través de los siglos). Lo buenísimo siempre será mejor que lo bueno, pero yo no pierdo ocasión de disfrutar de una buena  historia, que los caminos de la lectura son infinitos (yo empecé con Mortadelo y Filemón y el abanico de mis lecturas no deja de crecer)

Me gusta la narrativa ágil de la Dueñas. Se corre alegre a través de su prosa narrativa. Nos  conduce magníficamente con ella  dibujando a dos personajes fundamentales: Carter y Fontana. Además, al introducir el devenir de ambos personajes, cosiéndolos a la historia de la prota., saltamos en el tiempo y en el espacio, de la manera más agradable y ligera. .

Una reflexión interesante y siempre oportuna. El papel de los intelectuales ante el presente. En los años 50 y ahora. “Y aunque jamás imaginé que me vería defendiendo esta postura, he llegado a la conclusión de que mal camino llevaría este país si todos los intelectuales se escondieran como yo en una caverna pretérita, ausentes y ajenos, sordos, ciegos y mudos ante el presente que nos rodea”, lo firma un personaje de la novela.

Joyitas pequeñas:
     Inicio: “A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de una bola de plomo”
     Mimando el trabajo de  investigación: “Apenas me había molestado en advertir los trazos de humanidad que por fuerza se escondían en cada página del legado: agazapados entre las líneas, embozados tras las frases, suspendidos como arañas en los trazos de cada palabra”
     Labor docente de calidad: Le habló de trigonometría, declinaciones y empeño; de poetas, fórmulas químicas y tesón. De ecuaciones y sintaxis, de entereza”         
     El poder de la evocación: “El día transcurrió entre el humo de las tortillas y el ruido de los tomates al triturarse. Mientras con una mano batía huevos, con la otra espantaba a los fantasmas que, gamberros, me acosaban sabedores de la magia que tienen los olores para devolvernos al pasado y sacarnos las emociones de las entrañas”
     “Sonrió entre su barba clara. El gesto de siempre, el de los días en que entre nosotros había sol”  ¡Ah, los días con sol!



Argumento: Incapaz de recomponer sus propios pedazos, la profesora Blanca Perea acepta a la desesperada lo que anticipa como un tedioso proyecto académico. Su estabilidad personal acaba de desplomarse, su matrimonio ha saltado por los aires. Confusa y devastada, la huida a la insignificante universidad californiana de Santa Cecilia es su única opción.El campus que la acoge resulta, sin embargo, mucho más seductor de lo previsto, agitado en esos días por un movimiento cívico contrario a la destrucción de un paraje legendario a fin de construir en él un enorme centro comercial. Y la labor que la absorbe?la catalogación del legado de su viejo compatriota Andrés Fontana, fallecido décadas atrás dista enormemente de ser tan insustancial como prometía. (La casa del Libro)


Historia 14. Misión Olvido

Historia


Literatura que despierta apetitos históricos

Santa Bárbara

Había varias posibilidades a la hora de perderse en el universo histórico Dueñas. Primera opción, la España de los años 50, tema apasionante  pero que no me apetece nada. Segunda, el mundo universitario lleno de grandes glorias intelectuales, proyectos apasionantes y ambiciones más o menos satisfechas. La tercera opción, la huella española en la Alta California. Ninguna duda, esa es mi opción. Puro exotismo. Un mundo desconocido y atractivo para mí. Una realidad caducada pero muy viva gracias a la huella  dejada por nuestros antepasados al otro lado del mundo: el Camino Real de la Alta California.

Si me sitúo delante de un mapamundi y lanzo un dedo sobre él, a no ser que
caiga al agua, tengo muchísimas posibilidades de   aterrizar en un lugar que  haya sufrido los efectos de invasiones, conquistas, aculturaciones y movimientos de gentes de toda especie, provocando con ello,   las repercusiones más variadas entre los infelices lugareños. Pues bien, la Alta California es otro ejemplo más. El proceso de ponerla en el mapa comienza en el s.XV con el descubrimiento y conquista por parte de España. Ya se sabe, aquel grupo de locos intrépidos que viajaron buscando las Indias y se toparon con América en medio del océano. Grande, inmensa, extendiéndose de sur a norte del globo. Poco tiempo transcurrió antes de que se pusieran en marcha  los resortes del poder político, económico, ideológico, cultural, y la historia de la futura América cambió de rumbo para siempre. Y en un trocito de la parte norte del recién estrenado continente, estaba la Alta California, el escenario de nuestra novela.

Una vez situados geográficamente, debemos dar un salto temporal hasta el s. XVIII, momento en el  que surge el Camino Real. La primera fundación es de 1769 (la misión de San Diego de Alcalá fundada  por Junípero Serra) y la última de 1823 (San Francisco Solano fundada por  José de Altamira). Serán los franciscanos los que harán realidad ese Camino Real,misión religiosa abalada por los intereses políticos de la monarquía española.  

La autora lo explica.

El funcionamiento y estructura de las misiones.






El Camino Real tiene una continuación por la Baja California


La cultura hispana en Estados Unidos.

                                       

Y si apetece, para hacer turismo...

Historia 14. Misión Olvido

ARTE

La vida que ha recorrido estas arquitecturas

A mi modo de ver, las arquitecturas artísticas tienen una cualidad muy interesante: me hablan con las voces de todos aquellos que las han transitado. Cualquier obra artística, independientemente de su formato, material, estilo... debe comunicar, transmitir, deleitar, conmover. Hasta ahí, de acuerdo. Pero la arquitectura tiene un poder de evocación muy potente. Más de una vez he tocado la piedra de un edificio histórico con la vaga ilusión de crear un hilo invisible que me pusiera en contacto con todas aquellas personas que las han recorrido y vivido a través de los siglos. ¿Quiénes eran sus moradores? ¿Las han disfrutado o tal vez han detestado su estructura? ¿Qué sucesos importantes sucedieron en sus habitaciones? ¿Grandes tragedias, juramentos de amor eterno que pronto acabaron? ¿Cuántos llantos, risas y suspiros habrán escuchado sus muros? La vida ha corrido por esos edificios y a mí me gusta pensar que me llevo algo de todo eso al recorrerlas.

Las misiones franciscanas en América se me presentan como náufragos de un mundo pretérito, a salvo en una isla rodeada por la realidad del s. XXI. No he tenido el privilegio de darme un garbeo por ellas, pero seguro que ya son flores raras en un entorno que habla de futuro, mientras ellas tozudas, nos recuerdan un pasado que sigue estando presente. Los objetivos y funciones para las que fueron pensadas ya no existen, han sido desplazados por otras, pero allí permanecen. Evocación y testimonio de un pasado, deleite estético y trocitos de vida a paso lento; más que suficiente para echarles un vistazo con muchísimo gusto. 


Para las misiones en la Alta California
"Lo que se puede observar en todas ellas es la similitud de su planta arquitectónica, de estilo barroco, constituida por una iglesia, claustros y conventos, rodeadas de pequeñas edificaciones que conformaban el pequeño pueblo. Todo ello protegido por una gran muralla, con un fuerte militar. Estas misiones que constituyen en la actualidad un circuito turístico temático estaban enlazadas por el Camino Real, distantes una de otra a un día de marcha"

Dos ejemplos

















Casi sin darme cuenta, he resbalado por el mapa rumbo sur-sureste. De la Alta California a la Baja, y de allí, en el interior de las tierras mejicanas, siempre siguiendo el hilo misional, he encontrado estas joyitas.


Las misiones franciscanas de la Sierra gorda de Querétaro, México: misiones de Jalpán, Conca, Landa, Tilazo y Tancoyol 



Historia 14. Misión Olvido

CINE


ME FALTA LA PELI

He leído por ahí, que la Dueñas está barajando la posibilidad de que su novela llegue a la gran pantalla. Si es así, lo celebraremos esperando que se haga una buena traducción al lenguaje cinematográfico.

En cuanto al tema que me ocupa, el misional, hay escasez, raquitismo. Traducir la aventura en imágenes parece que no ha vuelto locos a los productores del cine. Una pena, pero bueno algo hay para poder ambientarnos y disfrutarlo desde ángulos distintos.
Primera posibilidad, la vida de Junípero Serra, el pionero de la empresa franciscana en California: “Siete ciudades de oro” (Robert D. Webb, 1955
La película cuenta la historia de Fray Junípero Serra. Basada en la novela de Isabel Ziegler Gibson, la película añade un toque de intriga y aventura a la historia en la persona de un comandante militar español, que choca con el altruismo y pacifismo del Padre Serra. (FILMAFFINITY)


Segunda,  una de mis pelis favoritas, peliculón: “La Misión” (Roland Joffé, 1986) Lo sé. Son jesuitas y no franciscanos. Es Paraguay y no California. Vale, pero el ejemplo de compromiso y entrega pudo ser similar, y la película es muy buena.




Hispanoamérica, siglo XVIII. La acción se desarrolla en la jungla tropical próxima a las cataratas de Iguazú. Allí un misionero jesuita, el padre Gabriel (Jeremy Irons), sigue el ejemplo de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y una flauta. Al ser aceptado por los indios guaraníes, Gabriel crea la misión de San Carlos. Entre sus seguidores está Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex-traficante de esclavos, mercenario y asesino, que se hace jesuita y encuentra la redención entre sus antiguas víctimas. Después de luchar juntos durante años, se enfrentan a causa de la independencia de los nativos: Gabriel confía en el poder de la oración; Rodrigo, en la fuerza de la espada. (FILMAFFINITY)





Y en un tono más risueño y desenfadado, la tercer aproximación  “La máscara del Zorro”.  (Martin Campbell, 1998)Villanos, injusticias, héroes,  cabalgadas, duelos... todo ello en su suelo  entre californiano y mejicano y siempre con la cultura hispana como telón de fondo. A disfrutarlo.




México, 1821. Un enmascarado y romántico héroe popular, conocido como El Zorro, lucha valientemente contra el dominio colonial español en la Alta California. Sin embargo, la víspera de la liberación de México, el despótico gobernador don Rafael Montero descubre que el Zorro es don Diego de la Vega. Un ataque contra la casa del rebelde, se salda con su captura, la muerte de su mujer, el secuestro de su única hija Elena y la destrucción de sus propiedades. Veinte años después, Montero regresa del exilio con Elena, que ignora la identidad de su padre, y se propone comprar California al Presidente de México, el General Santa Anna. Cuando don Diego de la Vega se entera, escapa de la prisión dispuesto a vengarse de Montero. Parte del plan consiste en adiestrar y transformar a Alejandro Murrieta, un bandolero con un tortuoso pasado, en el nuevo Zorro, para que le ayude a frustrar los planes de Montero de una vez para siempre. Murrieta se hará pasar por un rico hacendado español dispuesto a ganarse la confianza de Montero. (FILMAFFINITY)

Historia 14. Misión Olvido

MÚSICA


La fortuna de tener distintos escenarios.

Abrimos el abanico de sonidos, la escena melódica de la novela.
     Al personaje de Daniel Carter que llega a la España de los años 50, le supongo, lo que ya es suponer, un oído acostumbrado a  The ToKens (The lion sleeps tonight)  o Bobby Darin (Dream Lover)


El contraste tuvo que ser considerable al encontrarse en España con melodías populares  como las de Jorge Sepúlveda (Tres veces guapa)o Marife de Triana (Sevillanas de la Giralda) Que cada cual juzgue según sus gustos.

     Existe todo un género musical, o forma melódica de traducir la experiencia vital del mundo misional hispano en América. Un ejemplo que me gusta, Juan  Gutiérrez de Padilla(Tambalagumbá) Algo así pudo sonar entre los muros de estas misiones franciscanas, seguro. Pero si tengo que decantarme por una melodía, si me planteo cual tiene mayor poder de seducción y convicción, sin duda yo acabaría de J. Irons en la Misión (Gabriel´s  Oboe), gracias Morricone. 
(Me he tropezado con Stejepan Hauser, de 2Cellos, haciendo una versión orquestal y no me he resistido)

     Y para la verdadera prota. de la novela, Blanca Perea, chutes sonoros de esperanza. Melodías que con su belleza nos devuelven el optimismo y la fe en la humanidad, la creencia en que todo es posible y merecedor de intentarse, de que vale la pena levantarse todos los días para disfrutar, una vez más, de lo bueno que la vida nos ofrece. Verdaderamente agradecida por ello.

The Piano Guys Live at Red Butte Garden - Beethoven's 5 Secrets. Gotas de la energía de Beethoven y la elegancia de The Piano Guys.

Mensaje muy oportuno, interpretación muy, pero que muy original. Cap Pela - Woman no cry.

Can we start again?  Una proposición de  The Tindersticks 

Y para acabar por todo lo alto,  un recuerdo a Lou Reed (Sweet Jane) Infalible.

Mil gracias a mi asesor musical.

Códigos Ocultos


Esperando cabezas, 
aguardando experiencias.


14/1/14

¡Zas en toda la boca!

Imperdibles


¡ZAS EN TODA LA BOCA!

Siempre pasándonos de listos. Ante la capacidad intelectual y la voluntad humana, el reino natural se puede dar por enterado de nuestra manifiesta superioridad. ¡Qué la madre naturaleza se vaya preparando! Ya no hay selva que no podamos desbrozar, desierto sin transitar, montaña que sea lo suficientemente alta como para resistirse, sima lo bastantemente profunda para impedirnos el paso. Por aire, tierra y mar nos movemos con gracejo y más o menos soltura. Por ser capaces, nos atrevemos incluso a salir al espacio y llegar a la luna ¡qué ya es llegar! Si hay en el reino animal una criatura curiosa, emprendedora, voluntariosa y vanidosa, a parte iguales, esa es el hombre.

Pues bien, ¡zas en toda la boca! que diría Sheldon Cooper, de la serie televisiva The Big Bang theory, eso es lo que he pensado al conocer esta noticia que se produjo en Navidad: “El buque laboratorio ruso AcademicShokalskiy, atrapado en el hielo antártico, espera rescate” La naturaleza nuevamente nos gana la partida, cuando se pone brava  nos pone en nuestro sitio.

Los científicos y turistas, que viajaban en el buque, se proponían seguir la ruta del explorador Douglas Mawson realizada por la Antártica hace un siglo. Posiblemente su reacción primera ante la eventualidad de quedar atrapados en un hielo inesperado, fue de sorpresa ante la posibilidad de vivir una aventura en primera fila. Quizá admiraron sorprendidos la grandeza de esa naturaleza indomable y acabaron por rendirse ante la evidencia de que la expedición acabara como el rosario de la aurora. Seguro que no temieron por sus vidas (gran parte fueron rescatados en helicóptero después del intento fallido de haberlo sido a través de un buque rompehielos que contestó su llamada de auxilio) pero juraría que no entraba en sus cálculos el verse en una como ésta entrado ya el siglo XXI.


A la  Tierra, ésta que pisamos, le importa un comino que estemos encima, debajo, dentro o a punto de salirnos de su órbita. Ella siempre va a su aire. Y si no que pregunten a esos  montañeros empeñados en tocar el cielo con la mano, sabedores de que si pierden el paso en determinadas altitudes, no hay tecnología que les pueda ayudar, ni tan siquiera un helicóptero que pueda responder a una llamada de socorro, si la montaña y las condiciones meteorológicas son adversas.  Allí es la fuerza y la voluntad humana la única que vale. Ocurre lo mismo si pensamos en los espacios helados. La maravillosa aventura de Ernest Shackleton en la Antártida (1914-1917),  hace ahora ya también cien años, nos habla de este tipo de pulsos que nos empeñamos en entablar con la naturaleza. Otros tiempos sí, pero los mismos contendientes, hombre y naturaleza.

La prensa:








Muy recomendable (texto y fotografía): Carolina Alexander, Atrapados en el hielo. La legendaria expedición a la Antártida de Shackleton.