15/6/15

Las cosas de Nash



LAS COSAS DE NASH


¿Qué tienen en común las matemáticas, la economía, la política y el factor humano? Pregunta de concurso sin premio.

El pasado 24 de mayo murió el matemático John Nash en un accidente de tráfico. Nash tenía en la vitrina del comedor de su casa el premio Nobel de Economía y el Abel de Matemáticas, entre otros, es decir, fue uno de esos tipos imprescindibles y un gran desconocido para una parte bastante abultada de los mortales. Su salto a la fama en los mass media se produjo con la peli. de Ron Howard “Una mente maravillosa” 2001 (un voto a favor de ese cine “al negocio a través de la divulgación”, con sus más y sus menos; en este último años he conocido al menos de oídas a Alan Turing, Descifrando Enigma, 2014 y a Stephen Hopkins, La Teoría del Todo, 2014,  me falta Einstein), entonces le conocí yo también, lo confieso.

Ojeando en prensa una de las aportaciones de Nash que más eco mediático han tenido me he topado con la Teoría de juegos y el “Equilibrio de Nash”. El ejemplo más divulgado es el caso del prisionero

          
Apreciada la agudeza del caso, vuelvo al encadenamiento que relaciona números, su aplicación, el poder y las relaciones humanas.
Nash fue matemático, uno de estos tipos geniales que cuando observa el mundo su interés está concentrado en descubrir cantidades, patrones, parámetros verificables, códigos ocultos perfectos e inalterables, en definitiva, toda una realidad   que se crea para nosotros a la vez que se descifra. Bien, el primer eslabón de la cadena es pues, la ciencia matemática.

De ahí pasamos a la ciencia económica. Esa transición está fielmente atestiguada por la utilización que hace ésta de la teoría de juegos de Nash. El trasvase es bastante lógico, los números son herramienta básica también en la ciencia económica. 


Nuevo eslabón y llegamos a la ciencia política. El político también se hace eco de la matemática y de la economía. Uno de los últimos y más claros ejemplos es  Yanis Varoufakis.  Varoufakis es el ministro de Finanzas griego que se ha declarado amante de la teoría de juegos y que ha intentado, con escaso éxito, llevar a buen puerto las negociaciones entre su país  y Bruselas.  Líneas rojas, zonas de entendimiento, escenarios improbables… toda un jerga de gran nivel para acabar mirando de reojo a las matemáticas mientras practican una partida según las reglas de la teoría de juegos, ¿si, no? Los políticos participantes parecen enrocados en el “si yo gano tú pierdes” o “si yo pierdo tú ganas”. Si no he entendido mal, según el “Equilibro de Nash” la solución colaborativa es la más exitosa para ambas partes. ¿Entonces? ¿Además de no hacer ni caso a los profesionales en estos temas, los “jugadores” han olvidado que detrás de los números hay personas cuantificables pero sobre todo cualificables?  Después y todo va a resultar que las inamovibles y frías  matemáticas de Nash acabarán siendo más fraternales y acogedoras que el factor humano.



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