22/5/17

Historia 48. El monarca de las sombras, JAVIER CERCAS

Libro





¿HÉROES?

En los últimos años he oído  lo  mucho que ha dado que hablar entre críticos y aficionados lo que se ha llamado realidad ficcionada. Según he podido entender se trata de llevar a la categoría de relato literario la experiencia vital de cada cual. A favor. En contra. No lo sé. Si empiezo a pensar qué hay de razón o conveniencia en uno u otro lado e intento formarme una opinión al respecto, me quedo sin tiempo para leer algunos de los objetos de tanto apasionado debate. Hace ya tiempo que leí de Javier Cercas Anatomía de un instante y disfruté desde el primer párrafo hasta el último, y hay un buen trecho, con la claridad, el volumen de datos y la amenidad del relato. Medio historia, medio crónica, medio ficción, medio literatura. Oye, qué me da igual. Lo disfruté con la alegría de la profana que no repara en juegos florales si no que se deja llevar confiada de la mano del profesional. Con El monarca de las sombras me ha sucedido algo parecido.

Cercas empieza su relato de esta manera tan clara: “ Se llamaba Manuel Mena y murió a los diecinueve años en la batalla del Ebro. Fue el 21 de septiembre de 1938, hacia el final de la guerra civil, en un pueblo catalán llamado Bot” La investigación que realiza intentando reconstruir la breve vida y muerte de su tío abuelo Manuel Mena se convierte en la trama de la historia. Cercas la realiza ayudándose de su madre y de los pocos testigos contemporáneos a los que puede recurrir como el Pelaro. También cuenta con la ayuda de su amigo David Trueba que aporta más sentido a la historia de lo que en un principio podría esperarse. Corriendo paralelo al relato de investigación que realiza Cercas, aparece la reconstrucción de los hechos presentada como una crónica, lo más fiel posible. Con ello, tenemos un doble relato, dos caminos que confluyen y se complementan: la investigación propia junto a la crónica fiel de los hechos protagonizados por Mena.

Cercas va ágil, directo, claro y en un intento de incluir todos los puntos de vista, los muestra brindándole la posibilidad de elección al lector “No me preguntaré cuál es la reacción de Manuel Mena al notar que una bala acaba de alcanzarle. Ni me preguntaré si, gracias a su múltiple experiencia de herido en combate por fuego contrario, entiende de inmediato que esta herida es fatal, o si tarda un tiempo en entenderlo, o si no lo entiende en absoluto, al menos mientras yace herido en el Cucut. Ni por supuesto me preguntaré si siente pánico, si maldice, si intenta estar a la altura y dar la talla y soportar en silencio el dolor insoportable de la herida o si, consciente de la gravedad de lo ocurrido se derrumba y gime y llama a su madre entre lágrimas y gritos de congoja.”

Y luego están las frases largas que son un plano secuencia en el que él pone las palabras y cada uno de nosotros concretamos las formas con la imaginación “Hubo exclamaciones, saludos, besos y abrazos, y al final nos hicieron pasar a una estancia amueblada con el barroquismo inconfundible de los comedores de Ibahernando e inundada por el sol quemante del mediodía que entraba desde una ventana abierta a un descampado, donde unos niños jugaban al fútbol sobre una extensión de pasto amarillo.”

Tema fundamental y que me gusta sobremanera: Kalos Thanatos, la bella muerte. El Sapiens, siempre preocupado por sobrevivirse de alguna manera, elaboró en la antigua Grecia este concepto en el que el héroe, tras una vida breve y gloriosa, una vida que todos recordarán, muere joven evitando los años de deterioro y decrepitud en la vejez y dejando una huella indeleble por las hazañas realizadas. Sí, el amado por los dioses es llamado joven. Pero si se pudiera elegir con qué nos quedaríamos ¿una vida breve intensa y gloriosa o una vida larga y corriente, como la de tantos otros? Para algunos la elección es fácil y viven su vida como queriendo cumplir una promesa no hecha pero si asumida. Para otros, puede que para la mayoría, no es una elección fácil en el hipotético caso de poder realizarla, y seguramente, otros tantos ni en sus ratos de más absoluto aburrimiento se les ocurre deshacer esta disyuntiva con tintes existenciales. El libro de Cercas tiene buenas dosis de este ingrediente: “Lo que entonces comprendí fue que la muerte de Manuel Mena había quedado grabada a fuego en la imaginación infantil de mi madre como eso que los griegos antiguos llamaban kalos thanatos: una bella muerte. Era, para los griegos antiguos, la muerte perfecta, la muerte de un joven noble y puro que, como Aquiles en la Ilíada, demuestra su nobleza y su pureza jugándose la vida a todo o nada”

Un pasaje en que no pasar de puntillas, en el que quedarse para paladearlo y perderse como lo hacen David Trueba y el propio Javier Cercas: la historia del escritor serbio Danilo Kis titulada “Es glorioso morir por la patria”. Como una historia dentro de la historia, el relato aporta nuevas perspectivas y abre nuevas vías a la propia historia de Manuel Mena.

Moviéndome entre la muerte, los ideales, el heroísmo, la guerra y la sinrazón, he recordado un libro de Pérez Reverte que leí cuando todavía era más ingenua que ahora: “El húsar”. Voy a buscarlo, comprobaré cómo ha envejecido, él y yo.





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